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Voto de Gusman:
4
6,9
90.561
Thriller. Drama
Mientras reparan un satélite fuera de su nave, dos astronautas sufren un grave accidente y quedan flotando en el espacio. Son la doctora Ryan Stone, una brillante ingeniera que realiza su primera misión espacial, y el veterano astronauta Matt Kowalsky. La misión exterior parecía rutinaria, pero una lluvia de basura espacial les alcanza y se produce el desastre: el satélite y parte de la nave quedan destrozados, dejando a Ryan y Matt ... [+]
30 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valoro las películas por las sensaciones que te dejan después de haberlas visto, y esta particularmente te deja un poco vacío.
Como siempre, nos podemos dejar llevar por la cantidad de premios que se ha llevado, por el reparto brillante, por las preciosas imágenes de la Tierra desde el oscuro y frío espacio exterior. Pero en mi humilde opinión la película naufraga en ese intento de impresionarte. Vale que sobre todo en las primeras secuencias transmite muy bien la sensación de vacío, silencio, frío, inmensidad del espacio alrededor de la atmósfera terrestre, pero cuando la acción evoluciona también evoluciona el guión hacia el estrepitoso artificio irreal e inverosímil, ofreciéndonos a dos personajes sin ninguna profundidad.
Como siempre, nos podemos dejar llevar por la cantidad de premios que se ha llevado, por el reparto brillante, por las preciosas imágenes de la Tierra desde el oscuro y frío espacio exterior. Pero en mi humilde opinión la película naufraga en ese intento de impresionarte. Vale que sobre todo en las primeras secuencias transmite muy bien la sensación de vacío, silencio, frío, inmensidad del espacio alrededor de la atmósfera terrestre, pero cuando la acción evoluciona también evoluciona el guión hacia el estrepitoso artificio irreal e inverosímil, ofreciéndonos a dos personajes sin ninguna profundidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esta película te decepciona y te deja de impresionar cuando pierde credibilidad... Sandra Bullock, una ingeniera médica en su primera misión espacial, aparece en la primera escena en tareas de mantenimiento en el exterior de la nave Explorer flotando en la inmensidad del vacío junto con su compañero George Clooney, con unas fabulosas vistas de la Tierra, mientras mantienen una conversación trivial y animada. De repente, toneladas de basura espacial, viajando a toda velocidad, destrozan la nave y ambos salen despedidos, desconectados de la seguridad del módulo.
Y entonces llega la única escena memorable de todo el metraje. La cámara se centra en primerísimos planos de la Dra. Ryan Stone (Sandra Bullock), transmitiendo con éxito su angustia y desesperación al verse vagando por el vacío, alejándose más y más de la nave. Durante unos instantes infinitos pierde conexión con su compañero (a la postre, junto con ella, los únicos supervivientes de la misión) y empieza a ver claro que su final ha llegado y que no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Pero su compañero logra establecer de nuevo conexión con ella y consigue, gracias a su equipo autónomo de propulsión, redirigirla a la nave, donde comprueban que el resto de miembros de la misión han muerto.
Solo les queda la posibilidad de dirigirse a la estación permanente rusa Soyuz e intentar desde allí establecer contacto nuevamente con Houston y replantear las opciones de vuelta a la Tierra.
Lo más inverosímil de la película es la cantidad de infortunios que le suceden a la protagonista. Todo lo que puede salir mal, sale mal, y el espectador al final se cansa de que la mala suerte se cebe con ella de una forma tan deliberada y artificiosa. Es una estrategia del guionista (A. Cuarón) para poner a prueba a la heroína, pero resulta un tanto infantil y forzada.
En suma no te crees que todo le pase a ella y te aburre que siempre, uno tras otro, supere todos los desafíos. Ahí la cinta no tiene evolución y solo estás a la espera de ver qué es lo próximo que le va a pasar. Casi se queda sin oxígeno, entra en la estación rusa y se declara un incendio (mala suerte), intenta pilotar el módulo para reentrar en la atmósfera y -mala suerte otra vez- descubre con horror que no que queda combustible. Entonces se va a la estación china, que curiosamente queda por allí cerca, pero cuando va a entrar le sobreviene otra lluvia asesina de basura cósmica que casi la mata. Por fin, entra en la estación, se pone al mando y sorprende que, aunque todos los libros y los botones están en chino, consigue hacerse con el control. Al final, entra en la atmósfera y, menos mal, el módulo cae en un lago, no en medio del Himalaya, pero cuando se dispone a salir, abre la escotilla y empieza a entrar agua y la pequeña nave se hunde con ella dentro. La Dra. Stone sigue respirando en un hueco de aire que ha quedado dentro del habitáculo. Por suerte -un poco de buena suerte, menos mal- el lago tiene una profundidad de unos 10 metros y sale, pero cuando empieza a bucear hacia la superficie, el peso del traje de astronauta le impide avanzar. Se lo quita, y finalmente llega arriba y tenemos a la nueva heroína de Hollywood. Una heroína que por desgracia solo existe en la mente de Cuarón, que perpetra una película pobre, con unos actores excelentes, excelentes vistas de la Tierra, excelentes efectos especiales, pero pobre.
La mala suerte -otra vez la mala suerte- es que últimamente había visto la sí excelente "First Man", recreando magistralmente la vida de Neil Armstrong y su periplo a la Luna, protagonizada por un simpre brillante Ryan Gosling. Esta sí, una película donde los personajes respiran, sienten, viven, mueren, te hacen vibrar, llorar, ¡sentir! Simplemente espectacular.
Un 4 para Cuarón y su fantasía espacial. Podría ser un buen cómic para entretener a adolescentes ingenuos y aburridos.
Y entonces llega la única escena memorable de todo el metraje. La cámara se centra en primerísimos planos de la Dra. Ryan Stone (Sandra Bullock), transmitiendo con éxito su angustia y desesperación al verse vagando por el vacío, alejándose más y más de la nave. Durante unos instantes infinitos pierde conexión con su compañero (a la postre, junto con ella, los únicos supervivientes de la misión) y empieza a ver claro que su final ha llegado y que no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Pero su compañero logra establecer de nuevo conexión con ella y consigue, gracias a su equipo autónomo de propulsión, redirigirla a la nave, donde comprueban que el resto de miembros de la misión han muerto.
Solo les queda la posibilidad de dirigirse a la estación permanente rusa Soyuz e intentar desde allí establecer contacto nuevamente con Houston y replantear las opciones de vuelta a la Tierra.
Lo más inverosímil de la película es la cantidad de infortunios que le suceden a la protagonista. Todo lo que puede salir mal, sale mal, y el espectador al final se cansa de que la mala suerte se cebe con ella de una forma tan deliberada y artificiosa. Es una estrategia del guionista (A. Cuarón) para poner a prueba a la heroína, pero resulta un tanto infantil y forzada.
En suma no te crees que todo le pase a ella y te aburre que siempre, uno tras otro, supere todos los desafíos. Ahí la cinta no tiene evolución y solo estás a la espera de ver qué es lo próximo que le va a pasar. Casi se queda sin oxígeno, entra en la estación rusa y se declara un incendio (mala suerte), intenta pilotar el módulo para reentrar en la atmósfera y -mala suerte otra vez- descubre con horror que no que queda combustible. Entonces se va a la estación china, que curiosamente queda por allí cerca, pero cuando va a entrar le sobreviene otra lluvia asesina de basura cósmica que casi la mata. Por fin, entra en la estación, se pone al mando y sorprende que, aunque todos los libros y los botones están en chino, consigue hacerse con el control. Al final, entra en la atmósfera y, menos mal, el módulo cae en un lago, no en medio del Himalaya, pero cuando se dispone a salir, abre la escotilla y empieza a entrar agua y la pequeña nave se hunde con ella dentro. La Dra. Stone sigue respirando en un hueco de aire que ha quedado dentro del habitáculo. Por suerte -un poco de buena suerte, menos mal- el lago tiene una profundidad de unos 10 metros y sale, pero cuando empieza a bucear hacia la superficie, el peso del traje de astronauta le impide avanzar. Se lo quita, y finalmente llega arriba y tenemos a la nueva heroína de Hollywood. Una heroína que por desgracia solo existe en la mente de Cuarón, que perpetra una película pobre, con unos actores excelentes, excelentes vistas de la Tierra, excelentes efectos especiales, pero pobre.
La mala suerte -otra vez la mala suerte- es que últimamente había visto la sí excelente "First Man", recreando magistralmente la vida de Neil Armstrong y su periplo a la Luna, protagonizada por un simpre brillante Ryan Gosling. Esta sí, una película donde los personajes respiran, sienten, viven, mueren, te hacen vibrar, llorar, ¡sentir! Simplemente espectacular.
Un 4 para Cuarón y su fantasía espacial. Podría ser un buen cómic para entretener a adolescentes ingenuos y aburridos.