Con la talla y el aplomo de un actor de rasgos fríos y duros. En esta ocasión, mantiene el pulso de las situaciones con aplomo y nos damos cuenta de que hay un pasado detrás del personaje como ocurría en sus anteriores películas. Parece que los personajes van de la mano de ese actor que esconde una personalidad difusa. Sin embargo, no se encoge de hombros ni se achica ante los peligros y los afronta con carácter y determinación. Aquí lo vemos en una situación pacífica, en cierta manera retirado de sus batallas personales, aislado en un mundo de soledad y dedicación a los niños. Este inicio pausado se puede entender como el fin tranquilo de una vida de guerras pasadas. Ahora toca cuidarse de los niños en el colegio en medio de un paisaje árido y semidesértico. No obstante, la tranquilidad y el buen hacer no dependen de él, ya que pronto recibirá el encargo de entregar a un asesino argelino a las autoridades francesas en un pueblo alejado y no tienen otra opción que recorrerlo a pie. Es una época de cambios y a partir de ahora viene un futuro incierto, porque la situación de guerra es un hecho. El paso de caballos con jinetes cargados de armas quiere decir que la paz y el sosiego ha llegado a su fin.
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