El maestro Burton nos trae una peculiar y muy suya versión del cuento norteamericano Charly y la Fábrica de Chocolate. En ella vemos la ya ta famosa crítica de Roald Dahl hacia la malcrianza de los hijos. Pero también veremos un interesante aporte de Tim Burton en el que además de sacar a la luz su característica estética, trata de indagar en la personalidad y traumas infantiles del extraordinario chocolatero.

La historia es conocida por todos. Un chocolatero con una habilidad especial para hacer los más extrambóticos e ingeniosos dulces, decide enseñar su fábrica (cerrada desde hace muchos años) a cinco niños y enseñarles sus secretos. El otro de los protagonsitas es Charly, uno de los cinco niños seleccionados para visitar la famosa fábrica. Allí, su humildad y su impoluta educación se verá confrontada por los vicios y errádica educación del resto de los seleccionados.

Tim Burton en esta película, y tal como repite en "Alicia en El Pais de las Maravillas", decide dotarla de una envoltura que le de más trascendencia a la parte real y menos fantástica del cuento. Así, trata de explicar una serie de circunstancias que en los originales quedan a la interpretación de cada espectador. Eso, que no siempre es positivo, permite profundizar en los aspectos sicológicos y guionísticos de los personajes. Del resto, la muy buena ambientación sonora de Danny Elfman, originales y divertidos números musicales, y un rescate perfecto del humor macabro de la obra original.

Todos los intérpretes están bastante bien, incluyendo un gran Christopher Lee caracterizando al padre de Willy Wonka. Destacar también la originalidad de retratar todos los Oopa Loompa a través del mismo actor.