Dado el éxito que obtuvo Tim Burton en el primer largometraje dedicado al hombre murciélago, se le fue encomendado realizar la secuela de dicha película. Para esta segunda incursión en el universo Gothiano, Tim Burton mantuvo las armas que le dieron el éxito anteriormente: una estética Burtoniana, una excelente banda sonora, y un guión basado en destacar a los villanos sobre Batman. Sin embargo, cayó en el pecado de casi todas las secuelas: no cuidar los detalles.

En esta ocasión Batman se las tendrá que ver con otros dos de los villanos típicos de los comics de DC, el Pinguino y Catwoman. El primero, volverá a la superficie despues de muchos años recluido en las cloacas de Gotham para reclamar su derecho a ser una persona como las demás. La segunda, tratará de vengarse de su antiguo jefe, un malévolo magnate de los negocios, poniendo todo patas arriba.

Tal y como se ha dicho, Tim Burton mantiene intacta la increíble atmósfera que le dio a Gotham, el darle más importancia a los villanos, y la banda sonora de Elfman. Sin embargo, la presencia de Batman ya no impacta tanto como en la primera, las peleas pierden entusiasmo, se alarga demasiado el metraje, y el guión presenta alguna que otra incoherencia argumental.

Además de eso, se echa en falta la parte moralizadora que presentaba Alfred en la anterior película y una mayor química de Michael Keaton con la protagonista femenina.

En cuanto a los personajes / actores, sobra la presencia de Catwoman. El personaje parece metido con calzador para que haya presencia femenina en el metraje; su ausencia hubiera pasado completamente desapercibida y Michelle Pfeiffer lejos de hacer una buena actuación, sobreactúa demasiado. Tampoco parece muy coherente el génesis de Catwoman y el Pingüino, algo demasiado irreal y forzado.

Por otra arte, Danny de Vito se luce haciendo de Pingüino, pero se echa de menos el carisma del Joker interpretado por Jack Nicholson.