Aburridísima cinta que etiquetan de terror pero que no pasa de drama psicológico. Una niñera africana es contratada por una yuppie blanca para cuidar a su hija y, aunque al principio todo va bien, la preocupación por traerse a su hijo y el retraso en los pagos le irán minando la moral.

No hacia falta que fuera de terror, solo que la hicieran minimamente entretenida. Transcurre una hora de reloj hasta que algo empieza a ocurrir; hasta entonces asistimos a las idas y venidas de Aisha, llamadas a su hijo, circunstancias varias de su vida que no conforman nada especialmente relevante. Cuando aparece el elemento sobrenatural ya estamos demasiados desconectados para hacerle caso.

No parece fácil conectar lo fantástico, por metafórico que sea, con la problemática social. Ya lo hicieron a duras penas en Devoured (2012) y la más reciente His House (2020), dos referentes con los que comparte temática: inmigración, la lucha por salir adelante e hijos objeto de preocupación. Anna Diop salva gran parte de los muebles con su entregada actuación, pero no es suficiente para sacar el barco a flote.