Extraña y surrealista propuesta que ofrece un aspecto visual muy trabajado pero que flojea en mantener el interés durante todo el metraje. Una achica llega a casa y descubre que su novio le ha construido un laberinto de cartón en el salón, que resulta ser disparatadamente grande por dentro, y en el que ha quedado atrapado. Empiezan a llegar personajes, a cual más estrambótico, y se inicia un rescate que se cobrará algunas víctimas.

La premisa es bastante locuela y un tanto naif. Hacen falta unos buenos diálogos para mantener la estructura en pie y que no se venga abajo, y no siempre están a la altura. La otra pata que sustenta el invento, el diseño de producción, cumple mucho mejor. El mundo de cartón del laberinto es sorprendente y hay hallazgos visuales que merece la pena ver. Por supuesto, ante semejante desvarío no podemos esperar que nos de ni una miaja de miedo, y las escenas de muertes parecen más bien parodias, aunque no carentes de imaginación.

El sustento narrativo, la crisis de los treinta y el no saber para donde tirar, tampoco da mucho de si, y son necesarias una líneas de diálogo específicas para dejar claro que ese es el meollo de la película. Poco sutiles han estado ahí. La cosa se va diluyendo poco a poco dado que la idea daba para un cortometraje o el capítulo de una serie, pero no para un film. Pero supongo que, una vez construido, había que lucir el decorado. Se queda en bizarrada inofensiva.