La introducción ochentera realiza un salto temporal a la actualidad muy bien resuelto. El resto de la película es una sucesión de solventes gráficos con movimientos tan rápidos y cercanos a la cámara que apenas si permiten hacerse a la idea de la escala de las batallas (y menos disfrutarlos) aderezando una historia apenas coherente llena de comportamientos absurdos y diálogos pueriles plagados de una cantidad injustificable de tacos y expresiones malsonantes (especialmente teniendo en cuenta que ha sido clasificada como apta para mayores de 7 años).
Nada que ver con la calidad a raudales que muestra '¡Rompe Ralph!'.