10 de mayo de 2016
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En excrementos comerciales como este lo habitual es moverse en una especie de doble plano del cliché: por un lado se piensan y se graban una serie de escenas que todo el mundo ha visto ya hasta la saciedad (situaciones; dilemas, comportamientos, conversaciones, persecuciones, etc.) mientras que por el otro se intenta dar cierta apariencia de "todo" encajándolo lo mejor que se quiera en un guión que es a su vez un gran tópico. Toro es algo excepcional en este aspecto: en varias escenas este encaje en el guión ni siquiera se ha intentado; las situaciones simplemente se yuxtaponen sin que la coherencia, la miserable coherencia de la historieta más mercantil, sea intuible. El personaje de Sacristán es absolutamente inenarrable.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?