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Voto de ru3a5:
10
5,7
1.095
Bélico. Drama
Basada en las memorias de Vyacheslav Kondratyev, aborda la batalla de la ciudad de Rzhev durante la segunda guerra mundial de 1942-1943. Dicha batalla fue clave en la lucha para romper el devastador asedio nazi. Se produjo un baño de sangre, murieron más de 400 mil personas y hubo 900 mil heridos.
22 de junio de 2021
48 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque ese es el tema. Todos eran humanos, desde el último e insignificante soldado ruso o alemán, hasta el mando más alto.
No estoy de acuerdo en que esto sea "el Álamo". Aquello fue una auténtica fantasmada hecha por John Wayne para mayor gloria de un bando, cuya historia real incluso ha debido de ser quizá algo exageradilla en muchos libros de historia, no digamos ya la fantasmada de la película que se montaron con todos los clichés pertinentes de Jolivú.
A todo esto, aquí no se cuenta en absoluto la pedazo batalla a la que alude la sinopsis, sino un episodio aislado de la misma, con muchísimos menos soldados implicados.
Para mi mayúscula sorpresa, aquí todo es creíble. No hay exageraciones. Cada acontecimiento que aparece en la película, sea verídico o no (la veracidad de los hechos no debiera ser relevante porque no es un documental), es perfectamente factible, que es el punto. No hay fantasmadas. Esto es lo que importa, y en lo que sobresale.
Tampoco hay maniqueísmo, de buenos muy buenos y malos muy malos. Todos tienen sus cosas, sus miserias, sus virtudes y sus defectos. Varios personajes son dibujados a la perfección, con sencillez y naturalidad, y siempre con coherencia aunque esta se haga de rogar y no llegue pronto en algún personaje. Ni demasiados personajes "principales", ni demasiado pocos. Sin protagonistas claramente definidos.
Será porque es una película ya rusa y no una soviética, o por lo que sea, aquí los soviéticos -y los alemanes- son humanos. Son antiguos granjeros, maestros, ladrones, estudiantes, que a la fuerza o voluntariamente -sí, también hay voluntarios-, se ven embarcados en una guerra muy jodida. Es que nos invaden unos fulanos alemanes que tienen una tecnología del copón y que encima, pelean como dios, y hay que arrimar el hombro para que no nos engullan como a más de media Europa.
Aquí los rusos no son ni carne de cañón echada al circo para morir ganando por pura superioridad númerica, empujados a punta de pistola por malvados comisarios políticos, como dicta el dogma de la típica propaganda estadounidense, con dirigentes y generales estalinistas medio lelos o directamente retrasados mentales. Pero tampoco generales infalibles o héroes idealizados, haciendo fantasmadas, como en tantas y tantas cintas estadounidenses de exaltación patriótica, y también en sus homónimas soviéticas o rusas con la misma o peor exaltación patriótica hiperbólica en pro de la épica. Los alemanes, aunque tienen escasos diálogos porque se cuenta la historia de un pelotón, no de los otros pelotones y compañías soviéticos, ni los de los enemigos, son lo que son, aun siendo el enemigo teórico. Aparece como lo que es y hasta se menciona así en la película. Un ejército formidable en capacidad tecnológica y espíritu de lucha. Ni son unos gilipollas o simples marionetas que no saben disparar o por dónde andan, ni son unos malos malísimos en cada cosa que hacen, como en tantas y tantas cintas, .
Aquí se cuenta una batalla sin más. Un bando sigue unas tácticas -creíbles- con los medios que tiene, y el otro hace lo propio -de manera creíble también-, llegándose a un resultado, también creíble (quizá lo más creíble, spoiler). Nada chirría, nada se ve fuera de lugar. Vamos, que se ve como si un reportero de guerra se hubiera visto embarcado en esa batalla en las filas soviéticas, pudiendo haberse visto en las trincheras contrarias.
No se deja de lado alguna referencia a las brutalidades con población civil que tanto se exageran -a mi juicio- en filmes como la muy conocida "Masacre, ven y mira", en la que queman a gente viva y los alemanes lo hacen tan contentos y tan panchos y anchos, como quien toma un café, en plan psicópata. Aquí se ve alguna de esas brutalidades que todo bando comete (aunque sólo los vencedores cuenten las de los otros), pero de manera simple, sin vaselina pero sin calzador, sin exageración o tergiversación, sin querer decir tú fuiste más malo, sino como un devenir más, guerra es guerra, en ese campo concreto de batalla. Fue lo que fue, y punto. Pudo ser verdad o no, pero se plantea como acontecimiento de guerra sin más, sin -aparentemente- otros mensajistos subyacentes, para un lado o para el de más allá.
No hay diálogos estúpidos o sobrantes, no hay actitudes caricaturescas de nadie, y cuando casi las hay, acaban volviendo a su cauce (zona spoiler).
Estupendamenter filmada, con oficio. No hay preciosismo o rollo onírico oriental, ni dejes occidentaloides. Es que no hay clichés, o yo no se los veo, ni falta que le hace. Buenos efectos especiales, todos y cada uno. Sangre sin gore gratuito. Realismo en su justa medida, sin surrealismo ruso ni hiperrealismo a lo Spielberg o Gibson. Nada parece exagerado, raro o fuera de lugar, y esto lo dice todo. Equilibrio perfecto.
Encima, muy buenas interpretaciones (siempre me aseguro bien, porque veo todo, y digo todo, en sus versiones originales).
El único defecto que le veo a esta película es que se acaba. No porque el final sea abrupto o no lo tenga, que lo tiene y no me parece para nada malo, sino porque llevaba tan embobado e inmerso en la película desde su comienzo, que el fundido final fue como un corte de rollo, como un coitus interruptus.
En cine bélico (y he visto mucho, pero que mucho, por no decir todo o casi todo, por ahí andan mis votaciones de las que aquí he votado), nunca he visto una cinta tan correcta, tan redonda, tan honesta, tan equilibrada. Pienso en algún defecto, y no le encuentro ninguno; quizá que hay películas muy contadas, de varios géneros, que me emocionan, y esta, de tan equilibrada, no lo consigue, pero es que tampoco lo pretende ni hace trampas para buscar la lágrima, fácil o difícil.
No me ha emocionado, pero sí sorprendido, y mucho; como también me ha maravillado por todo lo que he dicho y no recuerdo haber visto antes. Así que con la misma sencillez, la recomiendo encarecidamente a todo el que le guste el cine bélico, le casco un diez y me quedo tan ancho.
No estoy de acuerdo en que esto sea "el Álamo". Aquello fue una auténtica fantasmada hecha por John Wayne para mayor gloria de un bando, cuya historia real incluso ha debido de ser quizá algo exageradilla en muchos libros de historia, no digamos ya la fantasmada de la película que se montaron con todos los clichés pertinentes de Jolivú.
A todo esto, aquí no se cuenta en absoluto la pedazo batalla a la que alude la sinopsis, sino un episodio aislado de la misma, con muchísimos menos soldados implicados.
Para mi mayúscula sorpresa, aquí todo es creíble. No hay exageraciones. Cada acontecimiento que aparece en la película, sea verídico o no (la veracidad de los hechos no debiera ser relevante porque no es un documental), es perfectamente factible, que es el punto. No hay fantasmadas. Esto es lo que importa, y en lo que sobresale.
Tampoco hay maniqueísmo, de buenos muy buenos y malos muy malos. Todos tienen sus cosas, sus miserias, sus virtudes y sus defectos. Varios personajes son dibujados a la perfección, con sencillez y naturalidad, y siempre con coherencia aunque esta se haga de rogar y no llegue pronto en algún personaje. Ni demasiados personajes "principales", ni demasiado pocos. Sin protagonistas claramente definidos.
Será porque es una película ya rusa y no una soviética, o por lo que sea, aquí los soviéticos -y los alemanes- son humanos. Son antiguos granjeros, maestros, ladrones, estudiantes, que a la fuerza o voluntariamente -sí, también hay voluntarios-, se ven embarcados en una guerra muy jodida. Es que nos invaden unos fulanos alemanes que tienen una tecnología del copón y que encima, pelean como dios, y hay que arrimar el hombro para que no nos engullan como a más de media Europa.
Aquí los rusos no son ni carne de cañón echada al circo para morir ganando por pura superioridad númerica, empujados a punta de pistola por malvados comisarios políticos, como dicta el dogma de la típica propaganda estadounidense, con dirigentes y generales estalinistas medio lelos o directamente retrasados mentales. Pero tampoco generales infalibles o héroes idealizados, haciendo fantasmadas, como en tantas y tantas cintas estadounidenses de exaltación patriótica, y también en sus homónimas soviéticas o rusas con la misma o peor exaltación patriótica hiperbólica en pro de la épica. Los alemanes, aunque tienen escasos diálogos porque se cuenta la historia de un pelotón, no de los otros pelotones y compañías soviéticos, ni los de los enemigos, son lo que son, aun siendo el enemigo teórico. Aparece como lo que es y hasta se menciona así en la película. Un ejército formidable en capacidad tecnológica y espíritu de lucha. Ni son unos gilipollas o simples marionetas que no saben disparar o por dónde andan, ni son unos malos malísimos en cada cosa que hacen, como en tantas y tantas cintas, .
Aquí se cuenta una batalla sin más. Un bando sigue unas tácticas -creíbles- con los medios que tiene, y el otro hace lo propio -de manera creíble también-, llegándose a un resultado, también creíble (quizá lo más creíble, spoiler). Nada chirría, nada se ve fuera de lugar. Vamos, que se ve como si un reportero de guerra se hubiera visto embarcado en esa batalla en las filas soviéticas, pudiendo haberse visto en las trincheras contrarias.
No se deja de lado alguna referencia a las brutalidades con población civil que tanto se exageran -a mi juicio- en filmes como la muy conocida "Masacre, ven y mira", en la que queman a gente viva y los alemanes lo hacen tan contentos y tan panchos y anchos, como quien toma un café, en plan psicópata. Aquí se ve alguna de esas brutalidades que todo bando comete (aunque sólo los vencedores cuenten las de los otros), pero de manera simple, sin vaselina pero sin calzador, sin exageración o tergiversación, sin querer decir tú fuiste más malo, sino como un devenir más, guerra es guerra, en ese campo concreto de batalla. Fue lo que fue, y punto. Pudo ser verdad o no, pero se plantea como acontecimiento de guerra sin más, sin -aparentemente- otros mensajistos subyacentes, para un lado o para el de más allá.
No hay diálogos estúpidos o sobrantes, no hay actitudes caricaturescas de nadie, y cuando casi las hay, acaban volviendo a su cauce (zona spoiler).
Estupendamenter filmada, con oficio. No hay preciosismo o rollo onírico oriental, ni dejes occidentaloides. Es que no hay clichés, o yo no se los veo, ni falta que le hace. Buenos efectos especiales, todos y cada uno. Sangre sin gore gratuito. Realismo en su justa medida, sin surrealismo ruso ni hiperrealismo a lo Spielberg o Gibson. Nada parece exagerado, raro o fuera de lugar, y esto lo dice todo. Equilibrio perfecto.
Encima, muy buenas interpretaciones (siempre me aseguro bien, porque veo todo, y digo todo, en sus versiones originales).
El único defecto que le veo a esta película es que se acaba. No porque el final sea abrupto o no lo tenga, que lo tiene y no me parece para nada malo, sino porque llevaba tan embobado e inmerso en la película desde su comienzo, que el fundido final fue como un corte de rollo, como un coitus interruptus.
En cine bélico (y he visto mucho, pero que mucho, por no decir todo o casi todo, por ahí andan mis votaciones de las que aquí he votado), nunca he visto una cinta tan correcta, tan redonda, tan honesta, tan equilibrada. Pienso en algún defecto, y no le encuentro ninguno; quizá que hay películas muy contadas, de varios géneros, que me emocionan, y esta, de tan equilibrada, no lo consigue, pero es que tampoco lo pretende ni hace trampas para buscar la lágrima, fácil o difícil.
No me ha emocionado, pero sí sorprendido, y mucho; como también me ha maravillado por todo lo que he dicho y no recuerdo haber visto antes. Así que con la misma sencillez, la recomiendo encarecidamente a todo el que le guste el cine bélico, le casco un diez y me quedo tan ancho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Debe de ser la primera película de la II Guerra Mundial que veo en la que el comisario político es un tipo normal, que tiene sus ideas y trata de llevarlas a la práctica, y punto. Ni es un vampiro con uniforme distinto, ni trata de imponer su autoridad sobre la militar (cuando hay tema táctico, cierra la boquita y punto), ni te está amenazando cada minuto con el gulag. Vamos, que como todo en la película, es creíble.
Me empezó a chirriar lo del subteniente de los cojones que aparece -un tanto con calzador, pero pase-, tan despiadado y obcecado, y aparentemente reuniendo todos los clichés del comisario político soviético que acabo de mencionar. Pero cuando la cosa se pone fea, resulta que es un pobre diablo, un chaval que las pasó canutas, un huérfano criado por el Estado, que quiere corresponder al Estado que lo crió, y que tiene sus motivos muy convincentes para ser como es o parecía ser. Así que acaba revelándose como tan humano como los demás, como todo quisque en esta película.
Otro que me empezaba a chirriar era el mandamás del baile, el teniente coronel que dirige la batalla gorda (la de la sinopsis), que aparentemente se pasa casi toda la peli mandando sin ningún tipo de justificación a ese pelotón perdido a la muerte, "pa ná", como si fuera un peoncillo que le molestase en el tablero de la verdadera batalla, de su gran ofensiva. El villano tipo de muchas pelis, vaya, el inconsciente que por razones estúpidas, o sencillamente sin motivo o por puro ego, manda a la muerte a un puñado de soldados. Porque él lo vale. Pues tampoco, oiga. Al final, cuando el pelotón protagonista -lo que queda de él- acaba la batalla de la manera más que creíble -que no es otra que la de conseguir salir por piernas-, y el mandamás dice que tienen que volver allí otra vez y volver a dar el callo, negándose el comandante y amenazando insubordinación, el aparente villano lo lleva a un aparte, y se molesta en explicarle como a un niño pequeño, que ni está loco ni es el villano típico, aunque lo parezca, sino que lo que le ordena es una pieza más dentro de la estrategia general de la batalla, que puede funcionar siendo de mucha utilidad a la ofensiva, y oh sorpresa, es creíble. Tienen que volver por varios motivos tácticos, para distraer del lugar de la verdadera ofensiva, valiéndose del factor sorpresa -los alemanes ni de coña se lo van esperan-, porque si han podido con lo otro con esto más, y porque -sólo faltaría- van a ir con refuerzos y armamento antitanque y lo que les hiciera falta. Nada de "por la madre Rusia" o "por mis cojones". No. Táctica bien explicadita y razonable. Tanto es así que el comandante, que tampoco la entendía ni se la creía, va y se la cree. Y yo con él.
No falta escenita de masacre de población civil, pero con matices. Encuentran a todos los del pueblo muertos y apilados en el sótano de la iglesia. 200 hombres, mujeres, y especial abundancia de niños, afirma uno de los personajes. Algo que, cuentan históricamente los vencedores, los alemanes hicieron mucho por Rusia, y seguramente, Stalin, Churchill, De Gaulle y Eisenhower, nadita. Que en las ciudades alemanas arrasadas no palmó ni un solo civil, oiga. Lo novedoso es que se relata, lo decía arriba, como un acontecimiento más de la batalla. No veo el ánimo de meter en el ojo, de decir vosotros sí que érais unos malnacidos, y nosotros no. No se hace sangre, ni se busca el propagandismo como en "Masacre ven y mira" -aquí ya no tendría sentido-, ni el efectismo, ni se pone como parte relevante en la historia. Como angelitos dormidos y polvorientos aparecen, sin alharaca. Se menciona de pasada, como un evento más, y ya está.
En fin, que maravillado quedo por este film y bien hallado ha sido. Que junto con otra maravilla asimismo reciente con fecha como título también, aunque de la gran guerra anterior y con un estilo fílmico muy distinto, es de lo mejor que he visto del género para mi humilde gusto. Que quien tenga que aprender aprenda, y que cuenten así más batallas.
Me empezó a chirriar lo del subteniente de los cojones que aparece -un tanto con calzador, pero pase-, tan despiadado y obcecado, y aparentemente reuniendo todos los clichés del comisario político soviético que acabo de mencionar. Pero cuando la cosa se pone fea, resulta que es un pobre diablo, un chaval que las pasó canutas, un huérfano criado por el Estado, que quiere corresponder al Estado que lo crió, y que tiene sus motivos muy convincentes para ser como es o parecía ser. Así que acaba revelándose como tan humano como los demás, como todo quisque en esta película.
Otro que me empezaba a chirriar era el mandamás del baile, el teniente coronel que dirige la batalla gorda (la de la sinopsis), que aparentemente se pasa casi toda la peli mandando sin ningún tipo de justificación a ese pelotón perdido a la muerte, "pa ná", como si fuera un peoncillo que le molestase en el tablero de la verdadera batalla, de su gran ofensiva. El villano tipo de muchas pelis, vaya, el inconsciente que por razones estúpidas, o sencillamente sin motivo o por puro ego, manda a la muerte a un puñado de soldados. Porque él lo vale. Pues tampoco, oiga. Al final, cuando el pelotón protagonista -lo que queda de él- acaba la batalla de la manera más que creíble -que no es otra que la de conseguir salir por piernas-, y el mandamás dice que tienen que volver allí otra vez y volver a dar el callo, negándose el comandante y amenazando insubordinación, el aparente villano lo lleva a un aparte, y se molesta en explicarle como a un niño pequeño, que ni está loco ni es el villano típico, aunque lo parezca, sino que lo que le ordena es una pieza más dentro de la estrategia general de la batalla, que puede funcionar siendo de mucha utilidad a la ofensiva, y oh sorpresa, es creíble. Tienen que volver por varios motivos tácticos, para distraer del lugar de la verdadera ofensiva, valiéndose del factor sorpresa -los alemanes ni de coña se lo van esperan-, porque si han podido con lo otro con esto más, y porque -sólo faltaría- van a ir con refuerzos y armamento antitanque y lo que les hiciera falta. Nada de "por la madre Rusia" o "por mis cojones". No. Táctica bien explicadita y razonable. Tanto es así que el comandante, que tampoco la entendía ni se la creía, va y se la cree. Y yo con él.
No falta escenita de masacre de población civil, pero con matices. Encuentran a todos los del pueblo muertos y apilados en el sótano de la iglesia. 200 hombres, mujeres, y especial abundancia de niños, afirma uno de los personajes. Algo que, cuentan históricamente los vencedores, los alemanes hicieron mucho por Rusia, y seguramente, Stalin, Churchill, De Gaulle y Eisenhower, nadita. Que en las ciudades alemanas arrasadas no palmó ni un solo civil, oiga. Lo novedoso es que se relata, lo decía arriba, como un acontecimiento más de la batalla. No veo el ánimo de meter en el ojo, de decir vosotros sí que érais unos malnacidos, y nosotros no. No se hace sangre, ni se busca el propagandismo como en "Masacre ven y mira" -aquí ya no tendría sentido-, ni el efectismo, ni se pone como parte relevante en la historia. Como angelitos dormidos y polvorientos aparecen, sin alharaca. Se menciona de pasada, como un evento más, y ya está.
En fin, que maravillado quedo por este film y bien hallado ha sido. Que junto con otra maravilla asimismo reciente con fecha como título también, aunque de la gran guerra anterior y con un estilo fílmico muy distinto, es de lo mejor que he visto del género para mi humilde gusto. Que quien tenga que aprender aprenda, y que cuenten así más batallas.