Nick y Julie son dos jóvenes muy enamorados que están terminando de afianzarse en sus vidas. El primero está luchando por una promoción en su empleo, mientras que Julie está considerando realizar un master. La tragedia les golpea cuando un inesperado accidente termina con la vida de Julie. Además Nick tiene terribles dolores de cabeza, que le traen problemas de concentración. En realidad lo que le pasa es que tiene la habilidad de cambiar el pasado, pero eso no garantiza que pueda encontrar un futuro mejor.
Esta es la segunda película de la franquicia El efecto mariposa, que tiene como único objetivo el recaudar y exprimir todo lo posible el éxito de la primera. Aunque ya deberíamos estar preparados para esto, que pretendíamos encontrar de una cinta lanzada directamente al mercado del vídeo. El desarrollo de la película se puede comparar a un globo que poco a poco se va desinflando. Hasta que llega el tramo final, donde esperas que la historia descargue toda la tensión y emoción, pero donde encuentras poco más que un ente sin fuelle. Un producto que no ha sabido encontrar su camino al éxito y ha pervertido todo aquello que hizo brillar a la primera parte.
Se abandonan a los protagonistas de la primera parte y se busca a una nueva pareja, a la que se le coloca en una situación parecida. Los primeros diez minutos están muy bien trabajados, y te hacen esperar un producto mejor de lo entregado. El problema surge porque esta segunda parte es similar a la primera, pero con menos medios, menos giros argumentales, menos saltos al pasado, menos emociones, menos explicaciones, todo es más gris. En definitiva hubiera sido un milagro que superara a su predecesora. Buscando congraciarnos más con las nuevas tecnologías se cambian los diarios que tenía que leer el protagonista de la primera para trasladarse al pasado por una simple foto, cualquiera en la que el protagonista de esta segunda entrega se encuentre. Además, pierde la magia y el misterio que era explicar las extrañas pérdidas de memoria del protagonista, aquí se prescinde completamente de ellas.
Los actores principales lo hacen bastante bien, al menos mucho mejor que el director. Este parecía haber tocado fondo, y truncado su carrera como director, con Mortal Kombat Resurrection. Reconociendo que el guión es previsible y los diálogos infantiles, como ejemplo cuando están cerca del lago y el amigo de Nick saca una bolsa, ¿adivináis que? Los actores ponen todo su empeño en sacar adelante este proyecto, dentro de sus limitadas posibilidades. Ambos son habituales de series y películas para la televisión, así que esta era una buena oportunidad de escalar en su carrera. Ves que hay química entre ambos, pero la falta de un ritmo adecuado y un objetivo claro en la película arruinan la experiencia. Eric Lively y Erica Durance deberán esperar otra oportunidad.