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España España · Valencia
Voto de dragoner:
8
Ciencia ficción. Thriller. Acción En un régimen totalitario de una sociedad futura, se ha conseguido eliminar la guerra a base de suprimir todas las emociones: los libros, el arte y la música están estrictamente prohibidos, y los sentimientos se consideran crímenes que deben ser castigados con la muerte. Clerick John Preston (Christian Bale) es un agente del gobierno cuya misión consiste en ejecutar a quienes desobedezcan estas reglas; sin embargo, en un cierto momento, ... [+]
24 de marzo de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un mundo sin sentimientos. Esto es a lo que se ha visto abocada la humanidad que ha conseguido sobrevivir a la tercera guerra mundial. Organizada bajo una férrea estructura de poder, la población debe rendir sus libertades, sus emociones, el arte, la música, los libros y todo aquello que pueda evocar algún sentimiento, para poder así también ahuyentar el fantasma de la guerra y la destrucción. Es un duro precio a pagar porque se pierde tanto el afecto, como el odio, como la felicidad, como los celos. En definitiva todo aquello que nos hace humanos, que nos hace capaces de lo peor y de lo mejor.
Podemos enmarcar la película junta a otras recientes recreaciones de mundos totalitarios basados en el futuro, aunque sin duda esta esta no les tiene nada que envidiar y solo está superada por la primera parte de Matrix. Si la comparamos con Ultravioleta, tenemos aquí un guión muy superior y sin tanta saturación de escenas absurdas para mostrarnos las capacidades de los efectos especiales por ordenador, no puede entender como en ambas películas el guionista y el director es Kurt Wimmer. Si la comparamos con Aeon Flux las diferencias no son tan abismales, pero le gana en entretenimiento e interpretación de los actores.
El guión tiene muchos puntos en común con otras películas del mismo género como las ya mencionadas, pero es suficientemente denso, está tan correctamente trabajado, que no se siente repetitivo. Nos adorna la historia con acción, y consigue que nos preguntemos como ha podido ser que la sociedad permita la manipulación a la que es sometida.
El director, muy acertadamente, prima el desarrollo de los personajes y hace un trabajo más que correcto con las secuencias de acción. Consigue un ritmo que te atrapa desde el principio. Una ambientación que merece ser elogiada por la consistencia en las formas. Desde la sobriedad de las ropas que usan, los edificios que ves con exteriores faltos de adornos e interiores puramente funcionales hasta los coches desprovistos de complementos y de un solo color, el blanco todo está pensado para remarcar esa opresión hacia los que se excluyen de la unidad. Aunque el presupuesto sea limitado, tiene buenas escenas de acción y efectos especiales para el momento.
La interpretación de Christian Bale es muy convincente, sostiene de forma efectiva a la película. Su personaje está mucho más cercano al de Batman que al de rico inmaduro de Shaft. Sean Bean resulta genial en el poco tiempo que está en pantalla, un actor muy a tener en cuenta. La sorpresa de la película es la actuación de Matthew Harbour que sobrepasa lo que en un principio podrías esperar.
Una joya escondida, que por desgracia no ha tenido la difusión que se merece en España. Disfrutarla es un deber para todos aquellos que gusten de una buena historia basada en un mundo distópico y para los aficionados a la ciencia ficción en general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dragoner
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