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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Drama Higinio y Rosa llevan pocos meses casados cuando estalla la Guerra Civil, y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Con ayuda de su mujer, decidirá utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional. El miedo a las posibles represalias, así como el amor que sienten el uno por el otro, les condenará a un encierro que se prolongará durante más de 30 años.
21 de marzo de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La trinchera infinita” es una película durísima que abunda en varios de los tópicos de la cinematografía patria, tales que la ambientación guerracivilesca, el barroquizante tenebrismo lumínico, la indescifrable dicción de sus intérpretes y un gusto por la sordidez rayano en el tremendismo flatulento del marqués de Iria Flavia.
Con todo, presenta elementos interesantes que la hacen destacar de entre la miríada de acomodaticios productos de su mismo pelaje. En primer lugar, la antedicha iluminación que, combinada con el original punto de vista, forzado por las circunstancias que describe la historia, contribuye sobremanera a la sensación de sofoco que envuelve al espectador durante las dos horas y media de su metraje. Efectivamente, el confinamiento —palabra de moda estos pandémicos días— del protagonista obliga a un conocimiento muy limitado de los hechos, del girar del mundo fuera de su zulo —cruel metáfora, por otra parte, del reingreso al seno materno—, haciéndonos compartir su angustia e impotencia con desgarradora eficacia.
Mención aparte merecen el trabajo de Antonio de la Torre y Belén Cuesta, quienes hacen volar la película muy por encima de las expectativas, contando, eso sí, con la posibilidad de tener que recurrir a los subtítulos para enterarnos de qué se mascullan el uno al otro. El turbio talento del primero ha quedado sobradamente acreditado en numerosos films, no tanto el de ella, hasta la fecha simpática actriz de comedia y que se deja varios jirones de alma en la composición de un personaje en absoluto fácil. Ambos entregan sendos papeles de antología, encarnación del dolor, la humillación y la derrota y, por encima de todo, el anhelo de vivir, entendido esto último como algo, a priori, de Perogrullo: seguir vivo. Pero es que, en determinadas situaciones, hasta eso se hace cuesta arriba.
Carorpar
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