Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Ciencia ficción. Terror. Acción Dos miembros de la tripulación de una nave espacial, el Teniente Payton (Dennis Quaid) y el Cabo Bower (Ben Foster), se despiertan en sus cámaras de hibernación sin recordar nada de lo que ha sucedido: ni quiénes son, ni cuál era su misión o por qué, aparentemente, son los únicos supervivientes. Conforme se adentren en las zonas más profundas de la nave, descubrirán que no están solos, y desvelarán el terrible misterio que rodea la ... [+]
9 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En efecto, y como todo el mundo afirma, lo mejor de “Pandorum” es su primer cuarto de hora. Quince minutos de terror psicológico de muchos quilates: una gigantesca nave espacial a la deriva y dos tripulantes recién salidos de su hibernación. Lógicamente desorientados tras un sueño de años y, ya no tan normal, solos —aparentemente.
Lo que podía haber sido “tour de force” para sus intérpretes, Dennis Quaid y Ben Foster, y un icono del género a la altura de “Alien” (Alien. El octavo pasajero, 1979) no tarda en transmutar a mero divertimento de consumo rápido y fácil olvido. Razón de peso para lo cual podría considerarse el hecho de que uno de los padres de la criatura, haciendo aquí las veces de productor ejecutivo, sea Paul W. S. Anderson. Parece que algunas ideas que se dejó en el tintero cuando “Event Horizon” (Horizonte Final, 1997) por demasiado locas, las hubiera reciclado el director, Christian Alvart, para ésta “Pandorum”. Y mira que aquélla no era la quintaesencia de la contención, ni mucho menos.
Así, los eternos y —ni que decir tiene— lóbregos pasillos de la “Elysium” se convierten en un frenético correcalles donde una jauría de orcos interestelares persigue a los pocos humanos a la vista con el muy natural propósito de hacerles de todo menos cosquillas. Saben kung-fu y son caníbales, para más señas. Entre carrera y carrera, se nos va dosificando, tanto a los protagonistas como a los espectadores, la información que permita explicar —que no entender— el súbito sindiós al que todos nos hemos visto abocados. Esta trama paralela —desarrollada con cuentagotas y monopolizada por un Dennis Quaid que hace ya muchos años dejó de tomarse en serio a sí mismo— se encuentra mucho más en la línea de lo que la película apuntaba en su estimulante arranque y alcanza a salvarla —eso sí, por muy poco— de un naufragio estrepitoso.
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow