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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Drama. Comedia Antonio (Javier Cámara) es un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966. Cuando se entera de que su ídolo John Lennon está en Almería rodando una película, decide ir a conocerlo. Durante el viaje, recoge a Juanjo (Francesc Colomer), un chico de 16 años que se ha fugado de casa, y a Belén (Natalia de Molina), una joven de 21 que parece que también está escapando de algo. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Trueba es un autor polifacético y capaz de aunar dos virtudes habitualmente antitéticas, más aún en un país como el nuestro, campeones en cinismo: la dulzura y la agudeza. Así se desprende de sus frecuentes colaboraciones en prensa, de su curiosa novelita “Blitz” y de la hermosa adaptación cinematográfica que hiciera de “Soldados de Salamina”, obra de Javier Cercas, otra “rara avis” partidaria del justo término medio.
“Vivir es fácil con los ojos cerrados” fue enviada a los Oscar de 2013 con la esperanza, supongo, de que sus escasos y breves pasajes en inglés le granjeasen unas simpatías que no se ganó. Evidentemente; su trazo es demasiado fino para el gusto del amigo americano. Lo que sí sorprende es la recepción que le prodigaran algunos de nuestros más conspicuos críticos a sueldo, cuyas reseñas parecen encerrar cierto reproche a su “tibieza”.
Es verdad que Trueba prescinde de (casi) todo efectismo, pero ello no constituye, a mi juicio, motivo alguno de censura. Más bien todo lo contrario: su alejamiento del tópico tremendista tan del gusto patrio hace resaltar el entusiasmo casi adolescente de ese visionario profesor encarnado por un Javier Cámara que, una vez más —y van...— imparte un irrefutable “clinic” interpretativo. Su talento es tal que logra insuflar una credibilidad desarmante y un carisma arrollador a un personaje que en otras manos hubiera posiblemente resultado molesto e incluso un punto ridículo. En su quimérico viaje lo acompañan una maravillosa Natalia de Molina, todo frescura y naturalidad —no en vano ganadora del Goya a mejor actriz revelación— y un inoperante Francesc Colomer, también premiado como actor revelación, en su caso por “Pa negre” (Pan negro, 2011), y que desde entonces ha debido de olvidar en qué consiste eso de actuar, porque no consigue ni fingir un orgasmo razonablemente verosímil —algo que ha logrado hasta Meg Ryan—.
En fin, estamos ante una película muy particular, una “road movie” luminosa y optimista, fiel reflejo de la personalidad de su director. La recomiendo, y eso que yo también prefiero a “los Rollings [sic] o los Kinks”.
Carorpar
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