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Voto de telemendenge:
3
Comedia. Fantástico El gánster Eddie Kagle muere asesinado por uno de sus cómplices. Ya en el infierno, Mefistófeles repara en él por su parecido con un viejo enemigo, el juez Parker. Consigue que Eddie regrese al mundo de los vivos y adopte la personalidad del juez. Eddie acepta obsesionado por la venganza, pero en su nueva existencia encontrará un ángel que luche por su rendición, Bárbara, la bella prometida del juez Parker. (FILMAFFINITY)
8 de agosto de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy difícil encontrar una comedia norteamericana de los años 40 que ofrezca ingenio y humor inteligente que pueda interesar en nuestros días. Quizá por el peso de la 2ª Guerra Mundial, el humor blando, blanco e ingenuo era la consigna para aliviar las angustias de los espectadores de la época.

"Un hombre fenómeno", la celebrada "La costilla de Adán" o las populares comedias de Abbott y Costello son algunos exponentes claros de la superficialidad de los guiones que se estrenaban. De superior calidad eran las producciones de cine negro que, para los que se sintieran interesados, ofertaron en esos años títulos memorables que se han convertido en leyenda.

En este caso, "El diablo y yo", utiliza un tono ingenuo, amable, carente de intriga y de escaso interés para contar una historia estúpida (un felón suplantando a un juez que aspira a gobernador del estado, nada menos) sin que su entorno se aperciba de que, quitando la geta, ni su estatura, comportamiento, lenguaje, recuerdos, formación... corresponde al magistrado. No se da cuenta ni su novia. Solo me doy cuenta yo, que no le conozco pero, claro, en atención al público femenino, no podía faltar una intensa historia de amor que redimiera al condenado.

En cuanto a la recreación del infierno, es de parvulario. Se corresponde con la idea que tenía yo de ese lugar a mis 7 años. Tenían mucho más cerca las imágenes de Hirosima, Nagasaki o el frente europeo para haberlo ilustrado.

Todo esto se podría haber aceptado si cuando menos se hubiera utilizado para componer un disparate divertido pero, en lugar de eso, pretende nuestra complicidad y si usted transige, bueno, puede dejar correr los minutos sin reaccionar pero si recapacita y dispone de otra alternativa, la tirará al sitio que le corresponde.

Termino con un apunte curioso. En las películas de estos años los personajes del cine negro, hombres duros y mujeres fatales, consumían tabaco de forma compulsiva, conformando modelos atractivos para los fumadores, sin embargo en estas comedias "blandas" que he mencionado, de personajes ridículos, el tabaco apenas aparecía. Quizá se trataba de evitar que el público asociara al fumador con estos caracteres. Detrás de las historias siempre están los propósitos.
telemendenge
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