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Voto de AnaCleta:
7
2018
Documental, Intervenciones de: Michael Peterson, David Rudolf
7,1
1.838
Serie de TV. Documental
Serie de TV (2018). 13 episodios. El 9 de diciembre de 2001, Kathleen Peterson fue encontrada muerta al pie de una escalera. La pregunta que se hizo la policía y luego la opinión pública fue ¿Lo hizo su esposo, el novelista norteamericano Michael Peterson? ¿Fue un accidente o un asesinato? Peterson fue a juicio, y esto es lo que sucedió. "The Staircase" continúa la historia narrada en los documentales "El caso de la escalera" (2004) y ... [+]
7 de agosto de 2018
39 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Staircase, según su propio director, buscaba con su realización analizar en profundidad, no tanto el personaje/persona del acusado, en este caso Michael Peterson, como pudiera parecer, ni probar si es inocente o culpable (a pesar del márketing enfocado a ello y los pósters con el “Did he do it?”) sino estudiar de alguna manera el sistema judicial estadounidense, y si tenían suerte, demostrar su efectividad o por el contrario su ineficiencia, o al menos algunas de sus fallas, a través del caso concreto de Michael Peterson.
Jean-Xavier de Lestrade que buscaba específicamente un caso que tuviera como centro un hombre blanco y con poder económico envuelto en un delito, o asesinato concretamente, en contraposición a su anterior documental, investigó cientos de casos hasta que encontró el de Michael Peterson que le llamó la atención especialmente.
Yendo al grano, en este documental se muestra con más o menos eficiencia y objetividad (doy mi opinión en spoilers) no sólo que la justicia es relativa, sino que los órganos encargados de hacerla cumplir así como todos los agentes que intervienen (abogados, científicos, forenses, criminólogos, jurados, etc.) no tienen la verdad absoluta, y siempre hay cabida para la duda, o al menos nos quedamos con la idea de que debería ser así.
También, que en ciertas ocasiones, si nos obligamos a creer algo, haremos lo que sea por probar que es cierto, ético o no, legal o no, evitando así enfrentarnos a una realidad que posiblemente no nos guste. Y esto podría aplicarse a ambas partes, tanto a la defensa como al Estado, e incluso a nosotros mismos como espectadores.
Una de las peculiaridades, sin embargo, es que el documental nos muestra absolutamente todo desde la perspectiva de la defensa: de la de Peterson, sus abogados y sus hijos, ya que la familia de Kathleen así como los abogados del Estado no dieron su permiso para que las cámaras les siguieran, mientras que Michael Peterson quería que se grabase hasta el último rincón de su casa y su vida. (En el caso de los abogados del Estado, dieron permiso al inicio pero tras unas semanas se arrepintieron y lo revocaron).
Ahí entra la opinión de cada espectador, en si este punto de vista afecta a la objetividad del documental, y si lo que se nos ofrece es totalmente imparcial y neutral o por el contrario el punto de vista absoluto nos condiciona a la hora de posicionarnos.
La calidad del documental y lo surrealista (?) de la historia me parecen de 8/10 por lo menos, y he disfrutado viéndolo como pocos documentales en toda mi vida, porque te hace cuestionarte tus propias creencias en todo momento, pero le pongo un 7/10 ya que al hablarlo con otras personas y buscar información por otros medios (contrastados) y al ver entrevistas de los implicados y de lo que ocurrió en los juicios, he descubierto que hay unos cuantos datos, quizás no demasiados, pero suficientes para cambiar la perspectiva, que no son ofrecidos, así como partes importantes del juicio que fueron suprimidas.
Uno de los “problemas” o ventajas, según cómo quieras verlo, de los documentales, es para mi el hecho de que como lo que estás viendo es una historia real, con personajes que existen fuera de la pantalla y unas vidas detrás, a diferencia de la ficción, tiendes a confiar en exceso en lo que te muestran y en quienes lo hacen.
Hacer un documental 100% objetivo no sólo me parece extremadamente difícil si no que no creo ni que sea posible. No obstante, para mi, el director francés lo hace bastante bien, o al menos eso parece, sobre todo en los primeros episodios.
(Sigo en spoiler)
PD: Aconsejo no buscar absolutamente nada de información acerca del caso o de los implicados antes de ver el documental. Después de verlo, busca todo lo que puedas, lee, contrasta, y piensa lo que quieras, porque ahí es donde está la diversión.
Jean-Xavier de Lestrade que buscaba específicamente un caso que tuviera como centro un hombre blanco y con poder económico envuelto en un delito, o asesinato concretamente, en contraposición a su anterior documental, investigó cientos de casos hasta que encontró el de Michael Peterson que le llamó la atención especialmente.
Yendo al grano, en este documental se muestra con más o menos eficiencia y objetividad (doy mi opinión en spoilers) no sólo que la justicia es relativa, sino que los órganos encargados de hacerla cumplir así como todos los agentes que intervienen (abogados, científicos, forenses, criminólogos, jurados, etc.) no tienen la verdad absoluta, y siempre hay cabida para la duda, o al menos nos quedamos con la idea de que debería ser así.
También, que en ciertas ocasiones, si nos obligamos a creer algo, haremos lo que sea por probar que es cierto, ético o no, legal o no, evitando así enfrentarnos a una realidad que posiblemente no nos guste. Y esto podría aplicarse a ambas partes, tanto a la defensa como al Estado, e incluso a nosotros mismos como espectadores.
Una de las peculiaridades, sin embargo, es que el documental nos muestra absolutamente todo desde la perspectiva de la defensa: de la de Peterson, sus abogados y sus hijos, ya que la familia de Kathleen así como los abogados del Estado no dieron su permiso para que las cámaras les siguieran, mientras que Michael Peterson quería que se grabase hasta el último rincón de su casa y su vida. (En el caso de los abogados del Estado, dieron permiso al inicio pero tras unas semanas se arrepintieron y lo revocaron).
Ahí entra la opinión de cada espectador, en si este punto de vista afecta a la objetividad del documental, y si lo que se nos ofrece es totalmente imparcial y neutral o por el contrario el punto de vista absoluto nos condiciona a la hora de posicionarnos.
La calidad del documental y lo surrealista (?) de la historia me parecen de 8/10 por lo menos, y he disfrutado viéndolo como pocos documentales en toda mi vida, porque te hace cuestionarte tus propias creencias en todo momento, pero le pongo un 7/10 ya que al hablarlo con otras personas y buscar información por otros medios (contrastados) y al ver entrevistas de los implicados y de lo que ocurrió en los juicios, he descubierto que hay unos cuantos datos, quizás no demasiados, pero suficientes para cambiar la perspectiva, que no son ofrecidos, así como partes importantes del juicio que fueron suprimidas.
Uno de los “problemas” o ventajas, según cómo quieras verlo, de los documentales, es para mi el hecho de que como lo que estás viendo es una historia real, con personajes que existen fuera de la pantalla y unas vidas detrás, a diferencia de la ficción, tiendes a confiar en exceso en lo que te muestran y en quienes lo hacen.
Hacer un documental 100% objetivo no sólo me parece extremadamente difícil si no que no creo ni que sea posible. No obstante, para mi, el director francés lo hace bastante bien, o al menos eso parece, sobre todo en los primeros episodios.
(Sigo en spoiler)
PD: Aconsejo no buscar absolutamente nada de información acerca del caso o de los implicados antes de ver el documental. Después de verlo, busca todo lo que puedas, lee, contrasta, y piensa lo que quieras, porque ahí es donde está la diversión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
A pesar de que sólo se muestra el punto de visto de la defensa y del discurso de Michael Peterson, en ningún momento siento que el director nos quiere presentar al sujeto como alguien inocente, forzándonos a confiar en él y en su verdad. De hecho, yo nunca le llegué a ver inocente por mucho que llorara frente a la cámara.
Ahora bien, ¿Tengo que creerme que todo lo que sucede de puertas adentro en el seno familiar es natural y espontáneo como hacen parecer? ¿Que las conversaciones entre los familiares y muestras de apoyo de los hijos de Peterson a su padre no están hechas a conciencia sabiendo que todo un equipo de cámara está presente? ¿Que las palabras de los abogados no están medidas al milímetro sabiendo que todo se verá en un documental? ¿Que Peterson no ha tenido conversaciones privadas con sus abogados protegido por el “attorney-client privilege” en los que ha podido confesar hasta el último secreto que quedaba por descubrir? ¿Que lo que se nos muestra de un juicio larguísimo en apenas unas horas es realmente lo más relevante? ¿Que a pesar de que el director se abraza con Michael emocionado por las buenas noticias, nos puede ofrecer un discurso en el que se nos pueda presentar a Michael P. como una persona culpable?
Pues no, no me lo tengo que creer ni me lo creo. Pero es lo que se nos muestra y esos son los “riesgos” de un documental. Que por mucho que la información sea real, ha pasado por un filtro que a veces es difícil de discernir.
Al margen de todo esto, y apuntando al tema de la culpabilidad o inocencia de Michael Peterson, si me tengo que decidir por las pruebas científicas, no podría declararle culpable. No sólo no había pruebas suficientes, sino que muchas de las aportadas eran falsas, o se apoyaban demasiado en su bisexualidad para desmentir sus testimonios y los de sus abogados.
Tampoco creo que sea inocente, y de hecho no me creo en absoluto que Kathleen cayera por las escaleras y sufriera tales heridas en la cabeza inconsistentes con una caída, y sin ninguna fractura en todo su cuerpo.
Peterson se me presenta como un escritor rico venido a menos, que con los años se había arruinado por su alto nivel de vida y había pasado a vivir de su mujer. Un narcisista al que le encanta hablar de si mismo y de lo que siente en cada momento. Un hipócrita al que se le han pillado en algunas mentiras (Siempre dijo que Kathleen sabía lo de su bisexualidad hasta que en el último capítulo descubrimos que no era asi). Un manipulador nato que te convence con su labia y elocuencia, y que sabe como manejar a las personas para que piensen lo que él desea, especialmente en el caso de sus dos hijas. ¿Le convierte eso en un asesino? En absoluto. Pero en inocente tampoco.
Y qué decir de sus dos hijos, en especial Clayton Peterson, que como descubriremos a través del propio Michael, le propone deshacerse de la supuesta arma homicida “blow poke”, que luego no es tal, si realmente la asesinó con ella, frente a las cámaras. Una buena perla que pasa desapercibida.
No voy a ahondar en el tema de The owl theory, no porque sea surrealista, si no todo lo contrario. Porque en esta historia en la que todo parece posible e imposible a la vez, esta teoría que comenzó pareciéndome ridícula, acabó siendo posiblemente la explicación más plausible.
En fin, nunca sabremos lo qué pasó realmente, pero creo que a nivel narrativo y cinematográfico, es mucho mejor así, al menos para mi.
Ahora bien, ¿Tengo que creerme que todo lo que sucede de puertas adentro en el seno familiar es natural y espontáneo como hacen parecer? ¿Que las conversaciones entre los familiares y muestras de apoyo de los hijos de Peterson a su padre no están hechas a conciencia sabiendo que todo un equipo de cámara está presente? ¿Que las palabras de los abogados no están medidas al milímetro sabiendo que todo se verá en un documental? ¿Que Peterson no ha tenido conversaciones privadas con sus abogados protegido por el “attorney-client privilege” en los que ha podido confesar hasta el último secreto que quedaba por descubrir? ¿Que lo que se nos muestra de un juicio larguísimo en apenas unas horas es realmente lo más relevante? ¿Que a pesar de que el director se abraza con Michael emocionado por las buenas noticias, nos puede ofrecer un discurso en el que se nos pueda presentar a Michael P. como una persona culpable?
Pues no, no me lo tengo que creer ni me lo creo. Pero es lo que se nos muestra y esos son los “riesgos” de un documental. Que por mucho que la información sea real, ha pasado por un filtro que a veces es difícil de discernir.
Al margen de todo esto, y apuntando al tema de la culpabilidad o inocencia de Michael Peterson, si me tengo que decidir por las pruebas científicas, no podría declararle culpable. No sólo no había pruebas suficientes, sino que muchas de las aportadas eran falsas, o se apoyaban demasiado en su bisexualidad para desmentir sus testimonios y los de sus abogados.
Tampoco creo que sea inocente, y de hecho no me creo en absoluto que Kathleen cayera por las escaleras y sufriera tales heridas en la cabeza inconsistentes con una caída, y sin ninguna fractura en todo su cuerpo.
Peterson se me presenta como un escritor rico venido a menos, que con los años se había arruinado por su alto nivel de vida y había pasado a vivir de su mujer. Un narcisista al que le encanta hablar de si mismo y de lo que siente en cada momento. Un hipócrita al que se le han pillado en algunas mentiras (Siempre dijo que Kathleen sabía lo de su bisexualidad hasta que en el último capítulo descubrimos que no era asi). Un manipulador nato que te convence con su labia y elocuencia, y que sabe como manejar a las personas para que piensen lo que él desea, especialmente en el caso de sus dos hijas. ¿Le convierte eso en un asesino? En absoluto. Pero en inocente tampoco.
Y qué decir de sus dos hijos, en especial Clayton Peterson, que como descubriremos a través del propio Michael, le propone deshacerse de la supuesta arma homicida “blow poke”, que luego no es tal, si realmente la asesinó con ella, frente a las cámaras. Una buena perla que pasa desapercibida.
No voy a ahondar en el tema de The owl theory, no porque sea surrealista, si no todo lo contrario. Porque en esta historia en la que todo parece posible e imposible a la vez, esta teoría que comenzó pareciéndome ridícula, acabó siendo posiblemente la explicación más plausible.
En fin, nunca sabremos lo qué pasó realmente, pero creo que a nivel narrativo y cinematográfico, es mucho mejor así, al menos para mi.