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Voto de ASIER:
5
6,9
2.986
Romance. Drama
París, en un futuro cercano. Marc y Hans son dos ladrones que deben dinero a una intransigente mujer americana que les da sólo dos semanas para pagar. Planean robar y vender un nuevo antídoto para curar un virus parecido al del SIDA, que está matando a los que "practican el amor sin amor", pero necesitan un cómplice. Reclutan a Alex, alias "lengua suelta", un chico rebelde que acaba de romper su relación con su novia de 16 años de edad. (FILMAFFINITY) [+]
11 de enero de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa propuesta esta Mauvais Sang del enfant terrible Leos Carax, corría el año 1986 cuando presentó al mundo la citada obra, y el siempre innovador y experimental realizador francés propone un ejercicio de estilo con mensaje pseudo apocalíptico que recoge claramente el testigo de la Nouvelle Vague francesa, pero pese a contar con unos ingredientes más que interesantes el presunto espectáculo de pirotecnia narrativa y visual se pierde en la nada y termina por ser fallido.
A su favor cuenta con algún elemento, como una cuidada iluminación, que se apodera de la escena en todo momento y le da al trabajo un acabado visual muy elegante, y tenemos a la estupenda Juliette Binoche que cumple con creces en su papel. Pero hasta aquí llegan los aciertos de la película, el resto peca de teatralidad y dramatismo mal concebidos y muestra un director demasiado centrado en su propio ego y su mundo artístico, mientras que el retrato de personajes y el argumento no se abrazan con el espectador durante la mayoría del metraje
Cuenta con un actor principal, Denis Lavant que a parte de tener un rostro bastante peculiar y con cierto punto de marciano, no despierta en mí un mínimo de interés, y constantemente deambula por la película sin empatizar con el espectador lo más mínimo, sino alejarnos con su estancamiento emocional y su rostro inexpresivo. Un personaje realmente apático.
También aparecen con papeles más o menos relevantes Julie Delpy y Michel Piccoli, con más penas que gloria la verdad, aunque siempre guste ver en pantalla las delicadas facciones de Delpy.
La trama cuenta con un inicio visualmente muy atractivo y llamativo pero va disminuiendo paulatinamente hasta límites insalvables para llegar al final con la necesaria sospecha o interés en un planteamiento de este tipo. Son numerosas las conversaciones alargadas y que se pierden en la palabrería y piruetas vacías, además de momentos realmente absurdos e innecesarios para el transcurso de la historia.
En definitiva es más un quiero y no puedo del autoproclamado autor francés, que una obra de entidad en la escena europea
A su favor cuenta con algún elemento, como una cuidada iluminación, que se apodera de la escena en todo momento y le da al trabajo un acabado visual muy elegante, y tenemos a la estupenda Juliette Binoche que cumple con creces en su papel. Pero hasta aquí llegan los aciertos de la película, el resto peca de teatralidad y dramatismo mal concebidos y muestra un director demasiado centrado en su propio ego y su mundo artístico, mientras que el retrato de personajes y el argumento no se abrazan con el espectador durante la mayoría del metraje
Cuenta con un actor principal, Denis Lavant que a parte de tener un rostro bastante peculiar y con cierto punto de marciano, no despierta en mí un mínimo de interés, y constantemente deambula por la película sin empatizar con el espectador lo más mínimo, sino alejarnos con su estancamiento emocional y su rostro inexpresivo. Un personaje realmente apático.
También aparecen con papeles más o menos relevantes Julie Delpy y Michel Piccoli, con más penas que gloria la verdad, aunque siempre guste ver en pantalla las delicadas facciones de Delpy.
La trama cuenta con un inicio visualmente muy atractivo y llamativo pero va disminuiendo paulatinamente hasta límites insalvables para llegar al final con la necesaria sospecha o interés en un planteamiento de este tipo. Son numerosas las conversaciones alargadas y que se pierden en la palabrería y piruetas vacías, además de momentos realmente absurdos e innecesarios para el transcurso de la historia.
En definitiva es más un quiero y no puedo del autoproclamado autor francés, que una obra de entidad en la escena europea