Haifaa al-Mansour, que nos había deleitado con su retrato de la sociedad saudí en La bicicleta verde (donde una niña lucha contra los prejuicios locales), continúa con su mirada al mundo femenino en La candidata perfecta.

En esta ocasión, no se trata de una niña, sino de una médica que ve cómo su condición de mujer le causa problemas para poder ser respetada como una profesional. Harta de esta situación, decide tratar de conseguir un puesto de trabajo en Dubai. Sin embargo, tiene el permiso de viaje caducado y su padre se encuentra de gira con su banda de música. En su intento de conseguir el visado, va a ver a un primo que trabaja en el gobierno local y, por casualidad, Sara acaba presentando su candidatura para las próximas elecciones; algo que su familia no ve con buenos ojos.

Si algo destaca en La candidata perfecta es la belleza y sinceridad con que nos muestra las relaciones familiares. Enseguida, Sara cuenta con el sostén de su hermana mayor, y con la resistencia de la pequeña que –aunque ve con horror el empeño de su hermana de presentarse a las eleciones– no deja de estar a su lado en ningún momento. Por último, el padre –un músico en horas bajas tras la muerte de su mujer– anima a su hija a vivir su propia vida, mientras le aporta la dosis necesaria de apoyo.

Haifaa al-Mansour es la primera directora de cine de Arabia Saudí, su propio padre la alentó a que estudiara la carrera y así se convirtió en pionera en su país. Su mirada sobre la mujer en ese Estado es verdadera; en sus films afronta los problemas que padecen sin dramatismos ni postulados políticos. Vemos a las mujeres disfrutando de la vida familiar, con la moda, las películas, etc. Eso sí, todo de puertas adentro.

La candidata perfecta es un largometraje entretenido y familiar que muestra el espíritu de superación de una mujer por ayudar a su comunidad. Pero sobre todo es un descubrimiento sobre la sociedad saudí tan lejos, en apariencia, pero tan cerca, en el día a día, de la occidental.

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