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Voto de rouse cairos:
8
2010
6,0
80.526
Fantástico. Animación. Aventuras
Inspirada en la obra homónima de Lewis Carroll. Alicia (Mia Wasikowska), una joven de 19 años, acude a una mansión victoriana para asistir a una fiesta de la alta sociedad. Cuando está a punto de recibir públicamente una propuesta de matrimonio, sale corriendo tras un conejo blanco y va a parar al País de las Maravillas, un lugar que había visitado diez años antes, aunque ya no lo recuerda. Ese país era un reino pacífico hasta que la ... [+]
7 de marzo de 2010
24 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
El relato onírico, alegórico y vanguardista escrito hace 150 años por el genial profesor de matemáticas Lewis Carroll, no podía encontrar en la posmodernidad un sucesor más adecuado que Tim Burton. De un genio a otro, la leyenda continúa y en la trasposición de la literatura al cine, el marco temporal se extiende: Alicia ya no es una niña sino una hermosa doncella con un carácter muy firme, que la lleva a rechazar un casamiento por conveniencia, en plena Inglaterra victoriana de segunda mitad del siglo XIX.
Realidad y fantasía se entrecruzan con la irrupción del fantástico personaje del conejo que distrae su atención, permitiéndole a Alicia seguirlo hasta su madriguera y -de paso- abandonar la fiesta de su no deseado compromiso matrimonial. A partir de ese momento, se inicia el conocido itinerario de pasajes y transformaciones para crecer o disminuir el tamaño, hasta finalmente acceder a Wonderland, un mundo desconcertante atravesado por el temor a perder la cabeza debido a la maldad de una arbitraria Reina de Corazones.
Un sueño que se asemeja a una pesadilla no puede ser sino sino alocado, por momentos deshilvanado y desconcertante. Sin embargo el disfrute está en el regodeo visual y la continuidad, en el suspenso del permanente peligro para enfrentarse al poder de la temible Reina Roja.
Del relato original, Burton sostiene la ironía de diálogos y comentarios mordaces disfrazados de disparate. Un permanente doble sentido y paralelismos que reinan de uno y otro lado: gemelos y gemelas; Reina Blanca y Roja; la madre del pretendiente y la madre de Alicia; los jardines con rosas níveas que pueden pintarse de carmesí sin que nadie se dé cuenta.
Lo mejor de la película reside en su fertilidad creativa y la permanente invitación al delirio visual. Actoralmente, la recreación de Helena Von Carter como la imprevisible Reina de Corazones, que supera con su delicioso histrionismo al mismisimo Johnny Deep como el inadaptado Sombrerero loco.
Realidad y fantasía se entrecruzan con la irrupción del fantástico personaje del conejo que distrae su atención, permitiéndole a Alicia seguirlo hasta su madriguera y -de paso- abandonar la fiesta de su no deseado compromiso matrimonial. A partir de ese momento, se inicia el conocido itinerario de pasajes y transformaciones para crecer o disminuir el tamaño, hasta finalmente acceder a Wonderland, un mundo desconcertante atravesado por el temor a perder la cabeza debido a la maldad de una arbitraria Reina de Corazones.
Un sueño que se asemeja a una pesadilla no puede ser sino sino alocado, por momentos deshilvanado y desconcertante. Sin embargo el disfrute está en el regodeo visual y la continuidad, en el suspenso del permanente peligro para enfrentarse al poder de la temible Reina Roja.
Del relato original, Burton sostiene la ironía de diálogos y comentarios mordaces disfrazados de disparate. Un permanente doble sentido y paralelismos que reinan de uno y otro lado: gemelos y gemelas; Reina Blanca y Roja; la madre del pretendiente y la madre de Alicia; los jardines con rosas níveas que pueden pintarse de carmesí sin que nadie se dé cuenta.
Lo mejor de la película reside en su fertilidad creativa y la permanente invitación al delirio visual. Actoralmente, la recreación de Helena Von Carter como la imprevisible Reina de Corazones, que supera con su delicioso histrionismo al mismisimo Johnny Deep como el inadaptado Sombrerero loco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Feminismo y Capitalismo: una dupla tan desconcertante como Wonderland
En la película es reconocible una iconografía religiosa, donde Alicia se parece a Juana de Arco y hasta a una versión femenina de San Jorge enfrentando a la bestia alada. Esta atmósfera, entre mística y épica, se refuerza con el aire de profecía del pergamino, que tantas veces aparece dando unidad al derrotero de la protagonista. Allí aparece dibujada una joven de rubios y largos cabellos armada de una espada. Es un mundo que espera a un salvador y éste ¡es una mujer!, una “liberadora” que cuando la lógica racionalista se rompe y el horror avanza dice: “Este es mi sueño y puedo conducirlo a donde yo quiero”. Y así lo hará dentro y fuera de Wonderland, para cambiar rotundamente sumisión por rebeldía y previsibilidad por aventura. Al regresar a su vida “afuera”, rechazará definitivamente a su patético pretendiente y a los mandatos de su madre, pero elige asociarse con su ex suegro. Este acaudalado amigo de su padre, quien está dispuesto a financiar sus futuros proyectos-visionarios de inversiones en países exóticos. Teniendo en cuenta que la expansión del imperio británico se acercaba a su clímax con la coronación de la reina Victoria en 1900 como emperatriz de las Indias, no puedo dejar de ver una ironía temporalmente coherente introducida desde una lectura actual.
En la película es reconocible una iconografía religiosa, donde Alicia se parece a Juana de Arco y hasta a una versión femenina de San Jorge enfrentando a la bestia alada. Esta atmósfera, entre mística y épica, se refuerza con el aire de profecía del pergamino, que tantas veces aparece dando unidad al derrotero de la protagonista. Allí aparece dibujada una joven de rubios y largos cabellos armada de una espada. Es un mundo que espera a un salvador y éste ¡es una mujer!, una “liberadora” que cuando la lógica racionalista se rompe y el horror avanza dice: “Este es mi sueño y puedo conducirlo a donde yo quiero”. Y así lo hará dentro y fuera de Wonderland, para cambiar rotundamente sumisión por rebeldía y previsibilidad por aventura. Al regresar a su vida “afuera”, rechazará definitivamente a su patético pretendiente y a los mandatos de su madre, pero elige asociarse con su ex suegro. Este acaudalado amigo de su padre, quien está dispuesto a financiar sus futuros proyectos-visionarios de inversiones en países exóticos. Teniendo en cuenta que la expansión del imperio británico se acercaba a su clímax con la coronación de la reina Victoria en 1900 como emperatriz de las Indias, no puedo dejar de ver una ironía temporalmente coherente introducida desde una lectura actual.