Olvídate del triunfo americano de "Rocky". No esperes el tono biográfico de "Toro Salvaje" (estupenda cinta por otra parte). El boxeo es puramente accesorio aquí. La película es una insólita mirada a la existencia miserable de tres personas empujadas poco a poco al abismo, sin la esperanza de una redención. Ellos son Stacy Keach en la mejor composición de toda su carrera, Jeff Bridges que ya adelantaba sus logros actuales y una Susan Tyrrell en estado de gracia también en su momento álgido. Infelices para siempre, pero transmiten una dignidad estoica. John Huston nos propone un film-espejo a modo de testimonio real sobre la dureza de la vida, sin concesiones pero totalmente auténtica (calificativo en extinción en el cine actual). La vida puede ser muy desagradecida y cruel, y Huston sabía de lo que hablaba para crear escenas realmente antológicas. Los últimos minutos, donde la vida parece detenerse ante los ojos del protagonista son brutales, desesperados y deprimentes. Obra maestra sepultada en el olvido.