Nos encontramos ante un trabajo intenso, sutil; producido desde el planteamiento clásico en cuanto a trama y ejecución. Algo que destacaría, me agrada y resulta poco frecuente en el cine actual, es que permite al espectador ir tejiendo el entrelazado de su propia historia con los mimbres que se le entregan.

Posee buen ritmo, con exclusión de secuencias superfluas. Jude Law parece que estuviera interesado en cambiar de registro a sus 46 años, momento del rodaje de esta película. Siempre me ha parecido un actor muy versátil repleto de aristas interpretativas.

A medida que la película avanza, dentro de la extraña normalidad... algo está sucediendo con Rory que no comparte con su mujer e hijos, sin que adivines de que se trata. Los frentes narrativos que mantiene abiertos, suponen una aceptable intriga.

Se resuelve hasta conseguir el clima adecuado, para que nos enfrentemos al problema real que permaneció agazapado llegando sin conclusión, a los últimos minutos.