La tortuosa mirada de Bartosz Bielenia, supone un reto en el cual se acomoda la narrativa visual de Corpus Christi, para ofrecernos un indescriptible relato quebrado.

Un trama que ofrece las dos caras de una sociedad cerrada, donde con frecuencia lo que se piensa no responde a la manera hipócrita con que actuamos.

El director polaco Jan Komasa parece tener claro el destino de su trabajo y esa misma lucidez, la percibimos como espectadores hasta el último tercio, donde comienza a perder su equilibrio. Creo que le sobra media hora de metraje. Su final me ha decepcionado, al desviarse del foco inicial.