Mi pie izquierdo supuso sin lugar a dudas un punto de inflexión dentro del cine y la discapacidad, un salto hacia adelante, abrir nuevos caminos, despertar conciencias, visibilizar la realidad de un 10% de la población a través de Christy Brown, una persona con una severa parálisis cerebral. La segunda guerra mundial abrió nuevos caminos dentro de la diversidad funcional en el cine; la guerra del Vietnam los ensanchó y en los años 80 hubo varias películas que "revolucionaron" el panorama, básicamente My left foot Y Gaby una historia verdadera. Estas dos películas, cercanas al documental, aunque sin llegar a serlo, abren nuevos caminos, nos acercan a una realidad de una manera como nunca antes.
Lo que interesa ya no es lo que la sociedad piensa acerca de la discapacidad (poco y malo hasta ese momento); lo que interesa es lo que la persona con discapacidad siente, su forma de estar en el mundo, su interacción con la "normalidad" (qué palabra más fea), la discapacidad que tiene una sociedad entera al no tener en cuenta a gente muy valiosa, al marginar, al arrinconar. Christy era indómito, luchador, inconformista, necesariamente desafiante, pero cuanta gente valiosa se ha quedado a mitad de camino...
A partir de los años 80 el tema central ya no van a ser las limitaciones, Christy nos dice que todos tenemos un potencial, valores, capacidades, habilidades ¿ Por que centrarnos en la visión trillada tradicional...? Esta película enterró el lugar común que sostiene que la discapacidad física lleva de la mano una discapacidad intelectual, que los "palos" que da la vida son insoportables para las personas con diversidad funcional. La vida es difícil para todos viene a decirnos, todos tenemos un fuerte mundo interior, unas capacidades que están esperando ser explotadas.