Tercera entrega de esta saga que nos ofrece las peripecias de este superhéroe atípico, gracias a que el individuo que le da vida es bastante peculiar.
Esta vez nos encontramos ante una parte donde vemos a un hombre obsesionado por su creación, pero que debido a las situaciones incontrolables que le toca vivir, se va dando cuenta que realmente se está alejando del mundo real; y dejando de lado vivencias y personas que realmente son importantes.
En este film se cambia de director, y Shan Black se encarga de tomar las riendas del nuevo proyecto. Un proyecto que resulta interesante pero que no consigue brillar con la suficiente fuerza.
Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow y Don Cheadle siguen aportando su talento a la saga, y continúan dando vida a sus personajes; los cuales evolucionan de un modo que en cierto modo resulta interesante.
Junto a ellos se unen dos monstruos de la interpretación. Ben Kingsley y Guy Pearce se meten en la piel de dos personajes que pondrán el mundo del revés, y crearán una amenaza de tal calibre, que Iron Man sufrirá golpes y ataques, que harán que se plantee realmente su futuro.
Nos encontramos ante una película que en cierto modo cierra la saga. Nunca se sabe si se harán películas posteriores, pero todo se plantea para que todo se quede en una trilogía, y si hay alguna historia sea algo paralelo.
Creo que es un film que entretiene y divierte. Un film que cuenta con unos fabulosos efectos especiales que dejan a uno pegado al asiento. Pero es un film que no consigue entusiasmar del todo. Uno, después de ver las entregas anteriores espera mucho más. Aun así, no aburre.
En fin, película que cierra una trilogía que ha creado millones de fans y que nos ha ofrecido a un superhéroe del que no se conocía mucho su historia. Una película que sigue contando con esos puntos de humor característicos, que hacen que las escenas acción congenien sorprendentemente bien con ellos.