En la década de los 90 hubo una gran obsesión con el año 2000; exponiendo diversas teorías sobre el fin del mundo y un caos a nivel mundial. Lógicamente estas teorías se oían por todo el mundo y eran pronunciadas por una serie de fanáticos que el mundo del cine tomó en su beneficio. Y es que este miedo a lo que pudiera pasar al cambiar de milenio era un tema muy suculento para hacer películas.
La famosa directora Kathryn Bigelow se ponía tras la cámara en 1995 para dirigir este film que sinceramente no conocía de nada. Pero debido a que estaba dirigido por ella y que contaba con un reparto realmente impresionante con nombres como Ralph Fiennes, Juliette Lewis, Angela Bassett, Tom Sizemore, Michael Wincott, Vincent D'Onofrio o William Fichtner; pues fue un buen aliciente para decidir verlo.
La verdad es que su temática apocalíptica con un toque futurista pero con un estilo gótico sinceramente me atraía, e hizo que me enganchara. Su trama donde un aparato tecnológico hace que uno pueda ver y sentir la vivencia de otra persona me pareció muy interesante.
Pero después de ver el film de más de dos horas de duración tengo que reconocer que no me ha llegado a entusiasmar tanto como esperaba. Y es que su trama que cuenta con momentos de una brillantez sobresaliente, se balancea junto con otros que uno nota que pierden agua.
Es decir, el guión es bueno pero no cuenta con la misma fuerza en todos sus momentos. Hay escenas que realmente a uno le decepcionan ya que se caen por su propio peso. Uno espera una calidad mucho más global, cuando en realidad hay momentos que se desinflan considerablemente.
Interpretativamente la película es muy buena. Pero lógicamente uno no puede esperar menos con un reparto de tal calibre, el cual nos tiene acostumbrados a regalar trabajos maravillosos.
Estéticamente la película es curiosa. Es cierto que actualmente queda un poco anticuada debido a que lógicamente hemos pasado el 2000 y la sociedad no vive de semejante forma, pero también porque cuenta con un cierto aire retro de los 90 con añoranzas de los 80. Una mezcla que hoy en día parece un poco pasada y que cuaja por momentos pero de forma puntual.
En fin, "Días extraños" es un film curioso para verlo en algún momento pero que no merece la pena repetir. Es una película que cuenta con ciertos aspectos brillantes, y además con un guión que se tambalea constantemente entre lo bueno y lo malo. En general un film con aires extraños.