La vaca nos da la leche y se encarga a su vez de borrarnos de la faz de la tierra. Exagerado sin dudas pero la peli de O Brien no le teme a las exageraciones y en una hora y media nos abofetea con su estética oscura, claustrofóbica y, como no, profundamente escatológica.

La estructura de la obra resulta bien clásica: dentro de la ciencia ficción, un pequeño grupo de personas son partícipes/víctimas de un experimento en donde las vacas dan a luz...a pequeños y asquerosos horrores. Si hay algo que juega en contra para el espectador es el poco presupuesto invertido, cuando por determinadas secuencias uno nota que allí se debió arriesgar más verdes. El resultado llega al nivel de peli de clase b pero con claras pretenciones de terror de alto género, y es que determinadas cosas están muy bien logradas: la intriga se mantiene durante gran parte de la obra, los climas son asfixiantes, etc etc. Lamentablemente el bicho en cuestión es...feo y poco atrayente, quizás porque el maquillaje, la maqueta o lo que sea no está del todo bien disimulado. Existe, sí, una curiosidad, esto es: sobre quien recae el papel protagónico. La narración se va apoyando en uno y en otro pero sin afirmarse en un personaje, lo cual dota a la peli de una cierta estructura semi-coral, dados los escasos actores que actúan en ella.

Bicho feo; oscuridad, demasiada oscuridad; y algo de cine bizarro/gore/escatológico que, no obstante, no alcanza.