Una de las peores cosas que le pueden ocurrir a Alicia y su país maravilloso es que los elementos fantasiosos/maravillosos/lúgubres/psicodélicos pasen a formar parte de un enorme pero estéril plano de fondo al mejor estilo cuadro de Dalí, sólo que sin realze artístico. Alicia se deja ver, sí; es simpática por demás, sí; está Burton por allí, sí.
Pero es pura forma, un ejercicio de estilo, y nada más.

En la peli se nota demasiado la aparición y/o reproducción de los símbolos siempre vistos. Su atmósfera nos recuerda a su original sólo por destellos, porque "espiritualmente" esta obra no es aquella. Además, estructuralmente, su guión bebe de entregas como Hook, con su historia sobre Peter Pan volviendo al país de Nunca Jamás, pero en estado de desgracia. El mismo Burton, nuevamente, surge con pinceladas personales por todos lados. Pero ya casi nada es de él, ya todo se ha hecho, su brocha se desparrama por la obra con cadencia aguda, pero es puro color, gestos y emplastes varios.

Con esto no pretendo desmerecer una peli entretenida y con aciertos digitales. El problema, y esto en realidad sólo lo intuyo, es que Alicia es un cuento redondo... y ya contado. Del espectador depende querer revivir, o no, esos gustos ya conocidos pero envueltos en cesped sintético.