La última escena de esta película, vista hace veinte y cuatro años, se quedó grabada en mí de manera tan intensa que aún se me ponen los pelos de punta al recordarla.
Es una magnífica parábola que explica el itinerario que puede recorrer un ser humano para superar un sufrimiento intolerable, sin caer en la sensiblería ni el dramatismo superfluo, sin olvidarse de momentos de humor exquisitos, con una banda sonora excepcional con una memorabilísima interpretación del Sr Hurt... amigo, si te gusta el cine no puedes dejar de ver esta auténtica joya.