Si juzgaramos por eso las películas, muchas estarían descartadas, La ley del silencio es una película extraordinaria; quizá dueña del mejor (desgarradoramente poético) e idealista final cinamatográfico de todos los tiempos, realmente yo nose que habría pasado haberla hecho sin ese afán redimidor, esto ya no seria cine sino magia; porque en verdad se nota ese aire de presión que no debe sentir jamás un director (para bien o para mal); el arte no tiene moral, no tiene que mostrar alguna, si no lo desea; el arte es libre, aunque moleste o duela, de allí su fascinación; por otro lado ¿qué se puede decir de Marlon Brando?: jamás decepciona y aqui borda el personaje (que manera de manejar sus musculos faciales para que sean también los que hablen por sus personajes) magistral mito del cine, fotografía exquisita, guión mesurado y realista, y una discusión que se mantiene más de medio siglo después.