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Voto de Elena Escudero:
5
Drama. Fantástico Ambientada en el sur de los Estados Unidos, en plena Depresión. Paul Edgecomb es un funcionario de prisiones encargado de vigilar la "Milla Verde", un pasillo que separa las celdas de los reclusos condenados a la silla eléctrica. John Coffey, un gigantesco hombre negro acusado de asesinar brutalmente a dos hermanas de nueve años, está esperando su inminente ejecución. Tras una personalidad ingenua e infantil, Coffey esconde un ... [+]
26 de julio de 2018
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sonreído con obligada comprensión las críticas tan elogiosas a una película bien estructurada, con ritmo de swing o de bolero, con personajes vibrantes y situaciones inverosímiles, pero que ante una obra de Stephen King hay que tomarlas como posibles... si una deja a un lado sus convicciones agnósticas.

Y es que una cosa es la ciencia ficción y otra los filmes donde la mano del Señor se cierne con todo su amor y su crueldad, regalando dones milagrosos a personas que nada tienen que ver con Bernardette Soubirous o los pastorcitos/as de Fátima.

Y aquí es donde la historia se mece con comodidad, lanzando toda suerte de trucos melodramáticos para un público que retorna a la infancia, gracias a un ratón de circo y a un gigantón más tierno que el pan de maiz capaz de sanar todos los males pero, como el mismo Cristo, inmolarse por los pecados del mundo.

Hace muchos años, cuando se estrenó aquella historia llamada "ET", un excelente crítico que firmaba como Mister Belvedere, fue capaz de resumirla de forma escueta y genial: "Un personaje llega a la Tierra desde el cielo, se hace amigo de varios niños, hace milagros, pero la policía le teme porque es extraño, le acosan, le matan, pero resucita y se vuelve al espacio sideral. La historia me suena mucho".

La Milla Verde tiene algo de ET en muchos aspectos, despertando esas emociones bastante típicas de la infancia y la adolescencia, cuando lo más destacable es la naturalidad con que se presenta una lacra jurídica como la pena de muerte, que aún sigue legalizada en muchos países, aunque ya modernizada.

Nada que objetar a la interpretación de todos los actores y actrices, aunque las situaciones por las que pasan les obliga a cierto grado de histrionismo gestual, que se perdona en nombre de "las emociones" y las lágrimas que sin duda despierta entre los espectadores más sensibleros.

Nada que ver con "Pena de Muerte", historia carcelaria sólida, más que posible, densa, con buenas dosis de intriga y "verité" y personajes condenados, que son buenos, y autoridades "malísimas".

En suma, una larga trampa repleta de decenas de celadas, que una vez descubierto el truco se exige sonreír paternalmente y pasar el brazo por el hombro de nuestro/a acompañante y decirle: "¡Qué avispados son estos yanquis que te cuentan historias espantosas y encima quieren quedar como los ángeles".
Elena Escudero
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