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Voto de ANDRES QUINTERO:
7
Drama. Thriller. Comedia Durante las fiestas del Bicentenario de la Independencia, Benjamín García es expulsado de los Estados Unidos y regresa a su pueblo, donde encuentra un panorama desolador provocado por la violencia y la crisis económica. Para salvar a su familia de la miseria, se involucra en el tráfico de drogas. Sátira de cáustico humor negro sobre el mundo de la droga, la crisis económica, la corrupción y la violencia. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados como colombianos al tema del narcotráfico, El infierno, la última película del mexicano Luis Estrada sorprende por su tono y por la forma, quizás no innovadora pero sí irrespetuosa, creativa y fresca, de abordar un tema que entre nosotros ya está desgastado por el sonsonete repetitivo y plano con el que se lo ha venido tratando. Quizás sea una inaceptable simplificación decirlo, pero acá en Colombia lo narco está asociado a unos gánsteres provincianos que siempre lo resuelven todo a punto de plomo no sin antes, fervorosamente, encomendarse a alguna virgen.

El infierno tiene todos esos elementos pero los maneja de otra manera; los despoja de su grandilocuencia y los relativiza, al punto de la ridiculizarlos, con esa manifestación inconfundible de la inteligencia: el humor. Benjamín García (Damián Alcazar) regresa a su pueblo después de vivir el desencanto del sueño americano. Con los bolsillos vacíos y ante un desolador panorama de pobreza y violencia García termina, como su hermano muerto, en el infierno del narcotráfico cuyos círculos concéntricos son siempre los mismos: ostentosas camionetas, alcohol, líneas blancas de coca, mujeres voluptuosas, autoridades corruptas y ese sello tan propio de cargar siempre, a mares, armas y billetes.

El infierno le imprime a su historia un tinte caricaturesco y al hacerlo logra un particular y desconcertante efecto: es la deliberada sorna de Estrada la que le da la verdadera y trágica dimensión a la situación que se relata. La burla bien hecha es la mejor denuncia y El infierno es una muestra de que no es necesario apelar a los tonos densos y complejos para describir unas situaciones que por absurdas fácilmente lindan con la irrealidad.

Los ambientes estériles e hirvientes le dan a la historia un color amarillento y un aire polvoriento. Las actuaciones, sobresalientes, transmiten un aire de autenticidad y la pobreza es más que palpable en ese pueblo rezandero pero olvidado de Dios . Todo esto no es el resultado del azar ni es, tampoco, una cámara apuntándole a un lugar cualquiera del norte o del sur de México. El ambiente de El infierno sale de su historia, de sus personajes extremos, de esos falsos paraísos incrustados en la miseria, de esas riquezas que no hacen más que realzar la extrema miseria de sus tenedores

Estrada se da el lujo de exponer la historia a situaciones extremas. Pero lo hace con la convicción de que para hablar de lo absurdo que mejor que hacerlo, cuerda y mordazmente, desde el absurdo mismo. Esa es la genialidad de Estrada que quiso, con ocasión del bicentenario de la independencia mexicana, burlarse de su país y mostrar como las opulencias inmaduras, sean personales o nacionales, siempre se apoyan en la miseria de muchos.
ANDRES QUINTERO
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