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España España · barcelona
Voto de avanti:
8
Comedia. Drama Durante un desfile navideño organizado por los grandes almacenes Macy de Nueva York, el hombre que encarna a Santa Claus es sustituido porque se encuentra indispuesto. Un anciano llamado Kris Kringle es contratado para el trabajo, pero todo se complica cuando asegura que es el auténtico Santa Claus. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miracle on 34th Street (De ilusión también se vive) es una película dirigida por George Seaton en 1947. Escritor, guionista, productor y director, tuvo sus inicios como actor de radio estando relacionada su intervención en la serie acabada de crear del Llanero Solitario de la que extrajo varias experiencias creativas sobre el personaje, no olvidando además como escritor la valiosa aportación en Un día en las carreras (1937) de los Hermanos Marx. Aunque Seaton tocó diferentes géneros cinematográficos, mostraría una tendencia natural hacia la comedia con una generosa gama de contrastes donde la amistad, el entorno familiar, y el romance tiene gran cabida; variantes que sin duda alguna el realizador nos muestra de manera generosa en De ilusión también se vive.

Con un refrescante paseo en vísperas navideñas, nuestro personaje Kris Kringle (Edmund Gwenn), tras algún incidente conoce a Doris Walker (Maureen O’Hara) la directora de un evento; un imprevisto le introduce en diferentes acciones donde el gran plano general, entre otros, nos da las pistas necesarias para intuir por donde irá la sorprendente aventura para Kringle, a lo que contribuye el abogado Fred Gailey (John Payne), y la pequeña Susan Walker (Natalie Wood).

Si el sentido generalizado del espíritu navideño lo impregna todo, el realismo en la vida ha de prevalecer sobre todas las cosas (en opinión de otros), difícil posicionamiento en unos días donde la bondad debería prevalecer, algo en lo que de Kris Kringle cree, situación que Seaton utiliza para introducir en estos casos al inevitable psicólogo Granville Sawyer (Porter Hall) que alterará en cascada las perspectivas de nuestros personajes y desde luego los acontecimientos, una situación que pondrá en duda el verdadero espíritu de la navidad.

George Seaton, además de presentar una historia envuelta en la inocencia de la niñez frente al generalizado pragmatismo social, nos muestra con excelente dinamismo los acontecimientos en los que los razonamientos `lógicos’ de los adultos se rinden ante la evidencia del deseo cumplido destacado especialmente en tres escenas: una de un realismo incontestable hacia la creencia o no de Santa Claus en la que el Juez (Walden Boyle) tiene mucho que decir, y dos escenas de poderosa atracción protagonizada por una Niña (Marlene Lyden) durante las peticiones de los deseo a Santa, y la escena final en la que Susan se encontrará con lo inesperado, reflejando así el espíritu navideño que tan brillantemente guionizó George Seaton sobre una historia de Valentine Davies).
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