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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
6
Serie de TV. Drama Serie de TV (2011-2013). 3 temporadas. 39 episodios. Hacia 1905, a un hotel en plena campiña llega un joven (Yon González) para investigar la extraña desaparición de su hermana. Mientras realiza averiguaciones, se enamora de la hija de la propietaria y prometida del director del hotel (Amaia Salamanca). Un amor imposible pero también peligroso. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2011
24 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
La campaña previa, y el sello de Bambú en la producción (Gran Reserva, Hispania), hacían presagiar que la nueva serie de Antena 3 destacaría por su impecable factura. ¿Pero estamos en condiciones de exigir a la ficción nacional algo más que una buena ambientación? Yo creo que sí.

Que el vestuario, la iluminación, los decorados, la banda sonora y todos los aspectos técnicos iban a ser meritorios era algo que se intuía en el tráiler de la serie. El imponente palacio de la Magdalena de Santander suponía la traca final para una producción de auténtico lujo. El presupuesto parece no haber escatimado en gastos a la hora de recrear Downton Abbey en versión hotel de lujo. Tampoco a la hora de contratar a pesos pesados y estrellas de moda de la interpretación en nuestro país. Pero la ambición parece haberse encallado en lo que a priori parece más barato y en cambio no tiene precio, el talento.

El éxito de Downton Abbey no se limita exclusivamente a su cuidada recreación de una época marcada por la división de clases. El mérito no está sólo en los vestidos de fiesta o la puesta en escena. Puede que su trama no contenga tantos ganchos de misterio como Gran hotel, pero sin embargo lo que seduce de la propuesta británica es su exquisito cuidado con los detalles, la exhaustiva construcción de sus guiones, el mimo y respeto hacia los personajes. Y en ese aspecto es en el que flojea la producción de Bambú.

De la misma manera que alguien hizo el esfuerzo de documentarse sobre el año que se introdujo la luz eléctrica en España, también debería existir una figura que velase por la credibilidad del argumento. No es creíble que un hotel que cuida al milímetro los detalles contrate a un camarero sin la formación suficiente. O que dicho camarero se camufle como invitado en una cena de gala sin que el supervisor lo reconozca. Tampoco estaría mal que los diálogos disimulasen de forma más sutil las sorpresas que quedan por venir (¿A alguien se le escapó que la muerte en extrañas circunstancias del dueño del hotel fue en realidad un envenenamiento?).

La manera más fácil de camuflar estos pequeños flecos es con interpretaciones convincentes. Y en ese sentido, Gran Hotel adolece de un pequeño desequilibrio entre grandiosas actuaciones (las de los veteranos Manuel de Blas y Concha Velasco) y aportaciones sin carisma como las de Adriana Ozores y Amaia Salamanca, ambas fracasando en su esfuerzo por ser la mala y la buena de la película.

Así, entre homenajes (o plagios) a la lucha en tercera clase de Titanic, al acoso a la víctima en plena celebración de Motivos personales, a las comidas de la servidumbre en la cocina de Downton Abbey, discurre un primer capítulo que prefiere desgranar todas las tramas y reservar los fuegos artificiales de cara al segundo episodio. Seremos pacientes. Los cimientos de este hotel son lo suficientemente robustos como para aguantar pequeñas grietas que en nada desmerecen la belleza del edificio.
polvidal
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