Si el año pasado fue Chernobyl, tengo la sensación de que va a ser mi miniserie de este año ya que me ha atrapado tanto a nivel intelectual como emocional.
Hay muy pocas series que logren un nivel de factura tan alto al mismo tiempo que ofrezcan contenido que daría para horas de debate. Esta propuesta de Garland es hasta la fecha la más compleja y arriesgada, con un guión muy inteligente que sorprende continuamente con un ritmo pausado pero perfectamente calibrado, una BSO espectacular que juega un papel fundamental en el montaje, una fotografía milimétrica a lo Kubrick con los juegos de luz artificial y color (2001) y esos planos hipnotizantes.
Los personajes están muy bien perfilados, destacando a Nick Offerman (por su creíble locura), Alison Pill (por su automatismo) y Zach Grenier (por parecer el demonio reencarnado). En un plano más personal, toca a través del uso de ciencia ficción uno de los temas que más me han interesado, como es el planteamiento del determinismo. Siendo un tema tan complejo que ha sido abordado en películas como Coherence, Minority Report o Primer (la pelicula más compleja que vi nunca), nunca lo había visto tratado de forma tan elegante y de forma tan accesible para el espectador. Todas las dudas que me han surgido a mí a lo largo del tiempo respecto a este tema, las veo reflejadas en la pantalla por primera vez de forma natural y sin el uso artificios.


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