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Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
10.149
Drama
Bilbao, años 80. Un Comandante de la Guardia Civil descubre que su hijo Paco de 17 años, que espera que ingrese en la Academia Militar, es heroinómano. Urko, el mejor amigo de Paco e hijo de un dirigente abertzale, también es heroinómano. En un momento dado, Paco huye de casa llevándose una pistola de su padre. Mientras el Comandante inicia la búsqueda de su hijo acompañado del padre de Urko, empieza a descubrir un mundo desconocido y ... [+]
27 de julio de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Pico I es la primera parte de dos obras que pueden ser consideradas la mejor representación de lo que es el mundo de la droga, del drama y aura que la envuelve y de los diferentes estadios y entornos que afecta.
El que busque el despiporre de "Trainspotting" o "Lobo de Wall Street", que se vaya olvidando. Aquí se trata la droga y su mundillo con un realismo que, en ocasiones, roza lo demente (cuando no lo morboso). Sin dejar en ningún momento la calidad y realismo con la que Eloy de la Iglesia lo retrata.
La película se basa en la primera parte de los 80', pero en vez de ubicar el drama en la "movida madrileña", (donde la heroína era vista con un cierto aire de glamour que segó cientos de vidas: Nacho Vega fue su más reciente víctima) el director aprovecha para ubicar la historia en el Bilbao de los 80', (donde especialmente fue virulento el número de familias castigadas por el "caballo", "potro", "jaco", "reina", "dama blanca", "chiva", "chuto" o "tachones", etc, etc, etc...) El conjunto de apelativos es tan variado para referirse a esta droga, como innumerables los calificativos que merece ésta película.
Es una película no apta para familias que hayan pasado el trance con alguno de sus miembros. Porque es tal el grado de realismo, crudeza y podredumbre (física y moral) expuestas, que dudo mucho que una madre o un padre sean capaces de aguantar ver como los protagonistas se meten los chutes de forma real y sin montajes o fx, (en la vida real eran yonkies y sucumbieron a sus adicciones) o ver cómo Paco acosado por el "mono" tiene que robarle a su madre, enferma de cáncer, las ampollas de morfina. O como la mujer yonkie de uno de los camellos tiene que untar el chupete en heroina para calmar el S.A.N. (Síndrome de abstinencia neonatal)
Estas y otras muchas perlas son las que atesora el mejor "documental" sobre la droga jamás realizado. Película que huye del efectismo, el drama barato y la sobre-actuación. Lo que se muestra en la pantalla es exactamente el drama por el que tiene que atravesar una familia si uno de sus miembros cae en el pozo de la droga.
Mención especial a la crítica ácida que se hace al cuerpo de la Guardia Civil y su labor en el País Vasco: corrupción dentro y fuera del propio cuerpo. Así como una exposición natural y firme del verdadero conflicto vasco. Sin aditivos, todo descarnado.
El que busque el despiporre de "Trainspotting" o "Lobo de Wall Street", que se vaya olvidando. Aquí se trata la droga y su mundillo con un realismo que, en ocasiones, roza lo demente (cuando no lo morboso). Sin dejar en ningún momento la calidad y realismo con la que Eloy de la Iglesia lo retrata.
La película se basa en la primera parte de los 80', pero en vez de ubicar el drama en la "movida madrileña", (donde la heroína era vista con un cierto aire de glamour que segó cientos de vidas: Nacho Vega fue su más reciente víctima) el director aprovecha para ubicar la historia en el Bilbao de los 80', (donde especialmente fue virulento el número de familias castigadas por el "caballo", "potro", "jaco", "reina", "dama blanca", "chiva", "chuto" o "tachones", etc, etc, etc...) El conjunto de apelativos es tan variado para referirse a esta droga, como innumerables los calificativos que merece ésta película.
Es una película no apta para familias que hayan pasado el trance con alguno de sus miembros. Porque es tal el grado de realismo, crudeza y podredumbre (física y moral) expuestas, que dudo mucho que una madre o un padre sean capaces de aguantar ver como los protagonistas se meten los chutes de forma real y sin montajes o fx, (en la vida real eran yonkies y sucumbieron a sus adicciones) o ver cómo Paco acosado por el "mono" tiene que robarle a su madre, enferma de cáncer, las ampollas de morfina. O como la mujer yonkie de uno de los camellos tiene que untar el chupete en heroina para calmar el S.A.N. (Síndrome de abstinencia neonatal)
Estas y otras muchas perlas son las que atesora el mejor "documental" sobre la droga jamás realizado. Película que huye del efectismo, el drama barato y la sobre-actuación. Lo que se muestra en la pantalla es exactamente el drama por el que tiene que atravesar una familia si uno de sus miembros cae en el pozo de la droga.
Mención especial a la crítica ácida que se hace al cuerpo de la Guardia Civil y su labor en el País Vasco: corrupción dentro y fuera del propio cuerpo. Así como una exposición natural y firme del verdadero conflicto vasco. Sin aditivos, todo descarnado.
