Película que narra la historia de amor entre Clarence (Christian Slater), joven solitario que pasa sus cumpleaños viendo películas en un viejo cine de su natal Detroit y Alabama (Patricia Arquette), una prostituta a la que conoce no por azar pero con quien va a tener un turbio romance lleno de sexo y excesos.

La primera misión del protagonista es alejar a su chica del mundo en el que vive, para esto visita a Drexl (Gary Oldman), su chulo, un tipo sin escrúpulos que tras un intercambio nada amistoso con Clarence este termina por error con una maleta cargada de cocaína, la cual en su mente será el pasaporte a una nueva vida con su pareja si logra venderla.

Para esto se trasladan a Los Angeles, en busca de adinerados compradores para la droga, mientras son seguidos por los mafiosos en busca de recuperarla, muy pronto también por la policía, estos tres ejes se encontraran en un fatídico punto girando alrededor de Clarence y Alabama.

Reconocido largometraje del malogrado cineasta Tony Scott, que ha alcanzado un carácter de culto en los últimos años, luego de ser un sonado fracaso en taquilla, bien sabido que el guion del filme fue escrito por Quentin Tarantino tiempo antes de su reconocimiento como cineasta, conociendo su estilo y filmografía, quedan más que evidentes las múltiples referencias que aporta.

Si algo hay que agradecerle a Scott fue respetar todos los detalles del guion y diálogos que se presentan, se respira Tarantino por todo lado al observar el filme, no solo son las múltiples referencias a sus gustos, como el cine o la cultura pop en las conversaciones de los personajes, sino también en aspectos autobiográficos.

Ver la película a casi treinta años de su estreno se presenta como un agradable tour con todas esas referencias, es una obra de un amor violento y excesivo, con un elenco en el que no dejan de aparecer nombres grandes del cine dentro de papeles de personajes significativos, aunque estén poco tiempo en pantalla, eso sí, con un final que resulta empalagoso y esquivo con la visión de Tarantino.

Propiamente este fue un hecho que trajo cierta discordancia entre ambos realizadores, puesto que Scott optó por cambiar el final, aunque finalmente, Tarantino sucumbió y da la razón del cambio indicando que este cierre es más acorde con el tono “romántico” (a su estilo) que traía el filme a lo largo del metraje, sin duda, un gran logro de Tony Scott lograr esto.