Comencemos por el final. ¿Alguien se cree que una niña con unos meses de enseñanza en el esgrima gana a un mozo de unos 17 años de aproximadamente 1,80 de altura? Posible es, pero lo acerca demasiado a la películas americanas de domingo por la tarde. El villano termina aplaudiendo: patético. Su secretario escucha una conversación telefónica de su jefe que no se usa para nada (nos hace creer que va a ayudar al profesor, pero no es así). La tensión sexual entre el villano y su secretario en una escena, tampoco se utiliza posteriormente. El final emocional es el de siempre que tantas veces hemos visto en los finales felices americanos: ¿En serio que el modesto equipo de niños con poca preparación gana a unos adolescentes de todas las Repúblicas Soviéticas con escuelas en donde reciben pleno apoyo institucional? Por último, un error de principiantes. El profesor sale de un campo de trabajo soviético. Aunque sea poco tiempo, mantiene casi el mismo corte de pelo británico y se le ve muy buen aspecto. No digo yo totalmente envejecido, pero sí un mínimo de caracterización, por favor. Por cierto que un año o dos en los niños no se nota absolutamente nada. Es una película con muy buenas intenciones, pero fallida.