Puede que no sepa nada de cine, por mucha carrera de comunicación audiovisual que me haya sacado y por muy cinéfila que sea, pero esta película se me ha hecho soporífera, hasta el punto de tener que luchar contra los bostezos.
Quizás sí que hay películas por las que pasa el tiempo y aunque el mensaje de ésta sea muy actual, sus formas narrativas hacen que su conjunto sea tedioso y tremendamente pomposo. Puede que aún hoy los Pedro Piqueras de turno sigan sintiéndose heridos por este tremebundo discurso, en contra de la espectacularidad de las noticias, pero lo más probable es que la redundancia de su mensaje les haga prestar más atención a la magnífica interpretación de la bella Faye Dunaway.