Después de participar como actriz en varias películas y también colaborar en algunos guiones, la joven Greta Gerwig, originaria de California, nos presenta su ópera prima titulada “Lady Bird”, donde la historia narrada roza o es, casi casi autobiográfica. El tema tratado es el paso a la adolescencia, mil veces presentando ya e incluso podría parecer trillado, pero Gerwig maneja todo con ritmo calculado, resultando un producto excelente de alta calidad.
Christine, que se hace llamar Lady Bird es una joven de Sacramento, California. Ella se encuentra en el último año de estudio en un colegio católico. Tiene muchas habilidades en el campo artístico y sueña con estudiar lejos y apartarse un poco de su calculadora y protectora madre.
El punto alto de esta producción independiente es su directora Greta Gerwig. Es hábil en la redacción del guion, es talentosa en la dirección de actores, es soberbia en cada encuadre y sorprende su meticulosa puesta en escena.
Quizá su punto débil sea el argumento simple y muy frecuentado, pero en manos de otro realizador podría llegar a ser un poco más cuadrado y poco flexible, en cambio con Gerwig es fresco y produce demasiada empatía con lo que se nos está contando.
No hay que olvidar las buenas actuaciones. En primer lugar Saoirse Ronan, que a su corta edad nos ha regalado actuaciones de lujo como en “Expiación, deseo y pecado” (2007), “Hanna”(2011) o en “Brooklyn: Una nueva vida” (2015). Pero aquí derrocha todo su carisma y confirma su potencial histrionico. Laurie Metcalf también es digna del aplauso, más por el desarrollo que hace del personaje al cual le tocó interpretar.
“Lady Bird” nos refleja el pasado al retratar de manera excelente el tema de la adolescencia, logrando cautivarnos y hacernos ver que lo cotidiano de la vida puede resultar placentero y que sí se puede soñar y vivir lo bonito de los sueños.