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España España · Lleida
Voto de Uma:
6
Aventuras. Drama Cordillera del Himalaya, año 1999. Quique, Clara y el pequeño Lucas disfrutan de sus primeras vacaciones juntos en el norte de la India. Una noche, durmiendo al raso durante una tormenta, sufren un brutal ataque por unos bandidos. Horas después, Quique es rescatado por un nativo y trasladado a una remota aldea aislada en las montañas. Allí, incomunicado y sin posibilidad de regresar a la civilización, deberá permanecer hasta la llegada ... [+]
18 de enero de 2024
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una esforzadísima película, de una factura asombrosamente veraz en lo técnico y en lo visual. Vivimos en un mundo en el que buena parte de lo que vemos en el cine es digital, es pura mentira impostada sobre un fondo verde. Ver una película como esta, donde (casi) todo es real, rodada en los mismos lugares donde ocurre la historia, con actores procedentes de los pequeños poblados remotos de los valles del Himalaya, le da ya de inicio una autenticidad impagable a la película, y con muy poco consigue el hechizo de trasladarte en el tiempo y en el espacio. La inmersión es eficaz.

No está tan conseguida la historia dramática, que no gira tanto entorno a un crimen y su resolución policial, sino a la introspección del personaje principal y su sentimiento de culpa respecto a la tragedia. Los remotísimos valles indios, el influjo de sus gentes sencillas y sus costumbres y ritmos, son escenario y mecanismo para el proceso sanador del personaje, para su tránsito a una edad de madurez. Sin embargo esta línea dramática, que es en realidad la esencia de la película, está irregularmente trabajada, y no siempre con acierto. Tiene un punto de partida un tanto cuestionable, pues el concepto de culpa con el que trabaja la película es interpretable, y a partir de ahí, el camino recorrido puede suponer un distanciamiento cada vez mayor del espectador occidental. Entre nuestros valores el concepto de justicia es esencial, y aunque podamos entender que la película se centra en un aspecto más espiritual del trauma, no podemos evitar que la espina se nos quede clavada. En mi opinión (muy subjetiva), esta película plantea contradicciones en el espectador occidental.

En cualquier caso, la progresión dramática tiene buenos elementos, aunque no son especialmente originales. Son piezas que se van sucediendo con atino, sin alardes, también sin una propuesta de guion que merezca especial atención. En ese sentido, uno siente que esos espectaculares paisajes no tienen el protagonismo que podrían. Falta ruido de viento, falta sentir el frío, falta algo de sufrimiento físico, de suciedad tangible, de sudor en el hielo... Ideas que lanzo al aire sin pensar para ilustrar lo que uno echa en falta sin ser capaz de concretar. No es que no haya cosas de esas, es que no se acaban de utilizar eficientemente con una intención cinematográfica. Me faltan decibelios en el drama. Por otra parte, es muy remarcable la exposición de aspectos costumbristas, que hacen del todo verosímil toda la peripecia.

Lo que sí me atrevo a concretar es el déficit (para mí el fallo más visible de la película) en la narrativa temporal: no se cuenta bien el transcurso del tiempo, nunca llegamos a saber (sentir) cuánto pasa el personaje perdido en ese valle remoto, nunca alcanza su vivencia un estatus de rutina, de integración, con lo que no se percibe la entidad de su proceso personal, no hay una progresión visual que nos permita identificar el paso del tiempo y el estado de las cicatrices. Eso perjudica la película, porque impide dar toda la solidez a los lazos afectivos generados. Y eso tiene consecuencias sucesivas sobre muchos aspectos de la historia. El espectador cuenta con el elemento tiempo para comprender los vínculos, y eso se pierde en parte. Y mira que con muy poco, con cuatro planos, puedes dar las pistas que ubiquen sobre esa cuestión. La aventura final, recupera la narrativa correcta, y se nota emocionalmente al momento, y es que hay muy buen material, la historia tiene una base muy fértil y muy agradecida.

Salvador Calvo, un auténtico aventurero, un Indiana Jones del cine español (quizá algún día haya que pensar en hacer una película sobre él), tuvo la amabilidad de desplazarse a Lleida ayer miércoles para dialogar con los espectadores. Fue un auténtico placer hacerlo, conocer de primera mano los entresijos de un rodaje tan complicado como el de esta película, en lugares muy apartados del norte de la India, y conocer también el trabajo y la maceración que hay detrás del planteamiento dramático. Muchas cosas cobran sentido cuando tienes la oportunidad de debatir con el autor, y eso me llevo yo y los espectadores que participamos en el coloquio. Mi crítica, sin embargo, no puede incorporar ese libro de instrucciones, no sería justo. La películas se exhiben solas, sin anexos explicativos. Por eso transcribo con toda pureza mis percepciones durante la proyección. Nadie puede cambiar ya lo que tiene de bueno esta película, que es mucho, que es abrumador, por lo abrumador del trabajo técnico y visual, ni lo que pueda cojear ligeramente en ella, en el guion sobre todo. Ni nadie cambiará el hecho de que verla suponga para el espectador meterse en el interior de una gran aventura personal que pone al alcance de la mano lo más importante en el cine: la emoción.
Uma
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