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Voto de Juan Ignacio :
7
Drama "Paradies" narra tres historias sobre tres mujeres, tres vacaciones y tres amores. La primera mujer viaja a Kenya en busca de turismo sexual. Fuera del amor de Jesús, la segunda mujer trata de devolver el catolicismo al pueblo austríaco. Y la tercera, la mujer más joven, pierde su inocencia en un vasto campamento de pérdida de peso. Primera parte de una trilogía de Seidl sobre el "Amor", la "Fe" y la "Esperanza". (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2014
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El turismo sexual desde el punto de vista de la mujer como demandante.

Teresa es una mujer de edad más que madura que vive una existencia anodina, en su Austria natal, en compañía de su hija adolescente que no le hace ningún caso, aparte de incordiarla a cada momento con las maneras propias de la gente de su edad hacia los mayores.

Quizá por lo anterior, Teresa, ha decidido romper por unos días con esa vida rutinaria y desagradable, de soledad y egoísmo ajeno. En un viaje organizado llega a Mombasa (Kenia) dispuesta a pasar unos días de descanso y con la remota, para ella en principio, posibilidad de reiniciar su actividad sexual con alguno de los bien dotados jóvenes lugareños.

Las mujeres blancas, residentes temporales del hotel, saben bien lo que buscan y lo encuentran rápido sin ninguna dificultad, sexo alquilado. Sin embargo, Teresa, en el fondo de su ser, quiere creer que puede ser amada aún por un joven africano. De esa manera será utilizada no una, sino dos veces, por otros tantos hombres, para sacarle dinero, con las más inverosímiles excusas, a cambio de sus favores sexuales.

Estamos ante el drama de siempre que se presenta en esos lugares turísticos de países de enorme pobreza. El ciudadano rico, en este caso mujer, que ha perdido todos sus encantos físicos para mantener relaciones sexuales con cierta asiduidad; y, por otro lado, el ciudadano pobre, nativo, que se tiene que prostituir para vivir un poco mejor.

Teresa se verá, de esa forma, desengañada en su última y muy leve esperanza, al tiempo que despojada de su dinero, con el sentimiento añadido de estar haciendo el ridículo.

Pero a esta mujer madura austriaca, olvidada por su hija, de manera que le resulta cruel, hasta en el día de su cumpleaños, (especialmente aleccionadora y humillante la secuencia coral de las cuatro mujeres blancas con el gigoló negro, escogido como regalo de cumpleaños para Teresa, que no consigue una erección ante el desagradable espectáculo de tanta carne flácida), aún le queda por experimentar el verdadero sentimiento que genera en cualquier joven africano, cuando dolida y profundamente decepcionada, quiere pagar por mantener sexo con cualquiera de ellos. Teresa, blanca, ya entrada en años, pasada de kilos en carnes fofas y caídas, solo produce asco al hombre joven del lugar incapaz de hacerle un cunilungus ante tal visión, o repugnancia ante tener que tocarla, lo que la lleva a ser rechazada aunque el hombre, necesitado de prostituirse, pierda por ello una buena cantidad de dinero.

Película dirigida con una sobriedad muy apropiada a la crudeza del argumento, y con inmejorables elipsis. Ulrich Seidl no necesita recalcar nada de lo que con maestría y austera elocuencia nos muestra.
Juan Ignacio
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