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Voto de seagal4ever:
8
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Ciencia ficción. Terror
Durante unas excavaciones en Londres, aparece un extraño objeto de gran tamaño. Al principio se cree que puede ser una bomba de la Segunda Guerra Mundial lanzada por los nazis. El ejército descubre que no es nada parecido y llama al profesor Quatermass, que junto con el doctor en antropología Roney y su ayudante Bárbara Judd intentaran explicar el enigma. El profesor Quatermass descubre en su interior unas criaturas alienígenas que ... [+]
9 de septiembre de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cierre de la trilogía Quatermass habría de llegar exactamente una década después de su celebrada apertura. Y lo hizo con un último episodio digno sucesor de las dos primeras entregas. El círculo quedaba así cerrado. Y con él una de las más asombrosas páginas que la Hammer jamás había escrito. La ciencia ficción cinematográfica contemporánea debe demasiado a esta saga.
"¿Qué sucedió entonces?" (inefable traducción del título original) nos cuenta, una vez más, la historia de una invasión extraterrestre. Y nuevamente nos presenta a la figura del mítico doctor Quatermas, encarnado en esta ocasión por Andrew Keir. Pero para nuestra desgracia, en este último capítulo de las andanzas del famoso científico británico nos encontramos con que el personaje en nada se parece al de las dos primeras entregas. Y no me estoy refiriendo al aspecto físico, algo que es en cierto modo bastante secundario, sino a nivel de personalidad.
El Quatermass de este filme es un pacifista (cuando le vi criticar las armas de guerra casi me caigo de la butaca, ¿estamos de coña o qué? El que haya visto alguno de los dos primeros filmes entenderá esta reacción), un cobarde, un tipo al que todo el mundo le tose a la cara... Este hombre no es Quatermass. No lo es bajo ningún concepto. Parece ser que la Hammer intentó adaptar al héroe de la función a los nuevos tiempos, pero creo que en ese ajuste se perdió toda la esencia del personaje, quedándonos tras la operación simplemente como un viejo un tanto cascarrabias, pero afable y manso a fin de cuentas. Una desafortunada involución que arroja algunas sombras sobre lo que, por otro lado, es una pequeña joya de la ciencia ficción moderna.
Y es que el guión que nos ofrece Nigel Kneale es todo un derroche de originalidad y ritmo al servicio de una modesta puesta en escena y de unos humildes efectos especiales. Pero funciona a la perfección. Se respira aroma a clasicismo a través de cada uno de los fotogramas que conforman el filme.
"¿Qué sucedió entonces?" (inefable traducción del título original) nos cuenta, una vez más, la historia de una invasión extraterrestre. Y nuevamente nos presenta a la figura del mítico doctor Quatermas, encarnado en esta ocasión por Andrew Keir. Pero para nuestra desgracia, en este último capítulo de las andanzas del famoso científico británico nos encontramos con que el personaje en nada se parece al de las dos primeras entregas. Y no me estoy refiriendo al aspecto físico, algo que es en cierto modo bastante secundario, sino a nivel de personalidad.
El Quatermass de este filme es un pacifista (cuando le vi criticar las armas de guerra casi me caigo de la butaca, ¿estamos de coña o qué? El que haya visto alguno de los dos primeros filmes entenderá esta reacción), un cobarde, un tipo al que todo el mundo le tose a la cara... Este hombre no es Quatermass. No lo es bajo ningún concepto. Parece ser que la Hammer intentó adaptar al héroe de la función a los nuevos tiempos, pero creo que en ese ajuste se perdió toda la esencia del personaje, quedándonos tras la operación simplemente como un viejo un tanto cascarrabias, pero afable y manso a fin de cuentas. Una desafortunada involución que arroja algunas sombras sobre lo que, por otro lado, es una pequeña joya de la ciencia ficción moderna.
Y es que el guión que nos ofrece Nigel Kneale es todo un derroche de originalidad y ritmo al servicio de una modesta puesta en escena y de unos humildes efectos especiales. Pero funciona a la perfección. Se respira aroma a clasicismo a través de cada uno de los fotogramas que conforman el filme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Como suele ser habitual en la saga, el primer acto es un portento a nivel narrativo. Impresionante la evolución del descubrimiento del misterioso objeto que se oculta bajo el suelo de Londres y la consiguiente investigación que va revelando nuevas y enigmáticas informaciones (una bomba de la última Guerra Mundial, un material desconocido e irrompible, unas misteriosas vibraciones, historias fantasmagóricas que desde tiempos inmemoriales han afectado al lugar...).
Pero no sólo es portentoso este desarrollo de los acontecimientos, sino que la tesis propuesta por el filme resulta decididamente original y rompedora, al mismo tiempo que más que plausible. Nos está hablando nada más y nada menos que de una especie de variación de la teoría de la panspermia, según la cual la vida llegó a la Tierra desde el espacio exterior. Sin embargo, Nigel Kneale lleva la teoría un paso más allá y nos intenta decir que la vida en la Tierra fue una especie de experimento llevado a cabo por una raza extraterrestre superior. Una teoría de peso y más probable de lo que a simple vista se pueda pensar. Poco más hay que añadir a este respecto, simplemente que nos encontramos con uno de los argumentos más sugerentes y originales de toda la historia de la ciencia ficción cinematográfica (y puntualizo bien porque cualquiera que haya leído algo de literatura de ciencia ficción estará bastante familiarizado con todos estos temas y las múltiples variaciones de los mismos).
Pero por si esto no fuera suficiente, hay que hablar ahora de Roy Ward Baker, sustituto de Val Guest en la dirección. Gran despliegue el suyo, sobre todo teniendo en cuenta la limitación en lo que a medios se refiere. Especial mención merece su maravillosa puesta en escena y su poderosísima imaginería visual en el último tramo del filme, donde la ciudad de Londres cae ante el poder de los extraterrestres y se nos muestra como un paraje totalmente desolador y apocalíptico, plagado de escenas verdaderamente desalentadoras. Entre ellas destaca el mítico final, con un Quatermass completamente desgarrado y con la ciudad tras él en llamas y totalmente destruida.
En definitiva, "Quatermass 3" se manifiesta como un gran filme de ciencia ficción donde la historia toma el verdadero protagonismo sobre los efectos especiales o los decorados. Gracias a una hipnótica trama, a un derroche de originalidad altísimo y a una dirección sobresaliente que imprime un ritmo narrativo pocas veces visto, el filme se consagra como una de las cumbres de la Hammer y como una obra maestra del género. Un broche de oro para una trilogía de platino.
Pero no sólo es portentoso este desarrollo de los acontecimientos, sino que la tesis propuesta por el filme resulta decididamente original y rompedora, al mismo tiempo que más que plausible. Nos está hablando nada más y nada menos que de una especie de variación de la teoría de la panspermia, según la cual la vida llegó a la Tierra desde el espacio exterior. Sin embargo, Nigel Kneale lleva la teoría un paso más allá y nos intenta decir que la vida en la Tierra fue una especie de experimento llevado a cabo por una raza extraterrestre superior. Una teoría de peso y más probable de lo que a simple vista se pueda pensar. Poco más hay que añadir a este respecto, simplemente que nos encontramos con uno de los argumentos más sugerentes y originales de toda la historia de la ciencia ficción cinematográfica (y puntualizo bien porque cualquiera que haya leído algo de literatura de ciencia ficción estará bastante familiarizado con todos estos temas y las múltiples variaciones de los mismos).
Pero por si esto no fuera suficiente, hay que hablar ahora de Roy Ward Baker, sustituto de Val Guest en la dirección. Gran despliegue el suyo, sobre todo teniendo en cuenta la limitación en lo que a medios se refiere. Especial mención merece su maravillosa puesta en escena y su poderosísima imaginería visual en el último tramo del filme, donde la ciudad de Londres cae ante el poder de los extraterrestres y se nos muestra como un paraje totalmente desolador y apocalíptico, plagado de escenas verdaderamente desalentadoras. Entre ellas destaca el mítico final, con un Quatermass completamente desgarrado y con la ciudad tras él en llamas y totalmente destruida.
En definitiva, "Quatermass 3" se manifiesta como un gran filme de ciencia ficción donde la historia toma el verdadero protagonismo sobre los efectos especiales o los decorados. Gracias a una hipnótica trama, a un derroche de originalidad altísimo y a una dirección sobresaliente que imprime un ritmo narrativo pocas veces visto, el filme se consagra como una de las cumbres de la Hammer y como una obra maestra del género. Un broche de oro para una trilogía de platino.