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España España · Málaga
Voto de JRBoxó:
8
Thriller. Drama El conocido abogado Shigemori defiende a Misumi, acusado de robo con homicidio, que ya cumplió pena de cárcel por otro asesinato hace treinta años. Las posibilidades de que Shigemori gane el caso son escasas, ya que su cliente reconoce ser culpable, aunque esto probablemente signifique la pena de muerte. Pero a medida que desentraña el caso y escucha los testimonios del propio Misumi y de su familia, Shigemori empieza a dudar de la culpabilidad de su cliente. [+]
12 de diciembre de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Festival de San Sebastián 2017. Es la segunda película que podemos disfrutar del director japonés Kore-Eda Hirokazu. La primera, esa hermosa obra que es Nuestra hermana pequeña en la que predominan seres humanos que no obedecen al maligno imperativo de exclusión y desamparo sino que son capaces de ver en el otro solo la persona que es, nos llenó de alegría y de optimismo con el triunfo de la ternura y del amor fraternal. En esta película Hirokazu plantea las dificultades que tenemos para establecer las responsabilidades y culpas por las acciones y la arbitrariedad que pueden producir los juicios condenatorios finales. Si el delito hace al hombre culpable, el sufrimiento lo convierte en víctima. El hombre responsable recibe el castigo que le infligimos con la aplicación de la justicia y este sufrimiento nos afecta. El abogado padece esta incertidumbre entre el mal cometido y el mal padecido por su defendido. Ve al aparente culpable en esta extraña experiencia de pasividad en la que el hombre se siente víctima precisamente por ser culpable como señalara Paul Ricoeur, porque ha entrado en una espiral de un mal superior a él mismo sin capacidad de modular sus consecuencias. Se siente culpable por su silencio y por el falseamiento de los hechos. En este punto la película toma el derrotero de la sustitución amorosa y responsable del verdadero culpable para asegurar su liberación y su vida. No se trata de la imagen vetero-testamentaria del chivo expiatorio que carga inocente y obligado con el mal provocado por otro sino del Cordero de Dios que pone de sí mismo la vida por otro para que el otro pueda vivir. Evidentemente, el redimido queda atado a un compromiso ético permanente. El amor desata pero también ata. El tema de la redención por sustitución es recurrente en el cine, baste citar grandes obras como La vida que te espera, Bajo las estrellas, o Gran Torino por caso, puesto que sigue siendo la máxima expresión de la entrega por otro cambiando muerte por vida, negación por afirmación, culpa por liberación.
JRBoxó
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