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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Western Will Penny es un vaquero veterano que se encarga de vigilar las lindes de un gran rancho. Un día, al regresar a su cabaña en las montañas, descubre que ha sido ocupada por una mujer que se dirigía a Oregón con su hijo para reunirse con su marido, pero que ha sido abandonada por su guía. Incapaz de echarlos en medio del crudo invierno, accede a compartir la cabaña con ellos. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de las abundantes críticas que ha merecido esta cinta en la web, muchas de excelente factura, poco nuevo podemos añadir. Acaso insistir que nos encontramos con un Heston que toca un registro muy diferente a lo que estamos acostumbrados a verle, siempre en la línea de hombre "duro" y masculino. Sin embargo aquí vamos a encontrarnos con una maduro vaquero a quien la vida ha maltratado que, cuando menos lo espera, muestra su faceta más tierna e intimista con una joven mujer que viaja con su hijo. Tal vez el papel más interesante de su extensa carrera. Bella historia de amor entre un vaquero que empieza a estar de vuelta de la vida, con una madura madre. Algo así como ese olmo seco del camino machadiano, que con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido. Magnífica también la réplica de una Hackett, sin estridencias, sin apenas cambiar el rostro, solo con su mirada es capaz de expresar sus sentimientos más íntimos. Los malos son del tipo "bobos", que son los peores "malos" que podemos encontrarnos. En todos los sentidos.
Sobre el desenlace final se han dicho muchas cosas. Entre concluir la historia un cierre de "cine" o darle un final de "vaqueros" (que no tienen porque ser incompatibles), el guionista ha optado por este último. Y acierta. No se olvide que en el código genético del cine del Oeste está grabado a fuego el valor de la amistad, el de la familia y el del respeto al matrimonio. Y aquí se cumple, como demuestra el mismo niño al exteriorizar, un poco a regañadientes y desencantado, si, la despedida a su protector y amigo al que sabe que no volverá a ver más.
Dos palabras para justificar un poco la pésima elección del título español de la película. En una época en la que se rodaban miles y miles de "cintas de valientes", desde el mismo enunciado había que destacar la singularidad de la propia producción. Los distribuidores y la industria cinematográfica en general, de aquella época como de ahora mismo, siempre han estado más pendientes del marketing que de los cinéfilos a la hora de bautizar sus producciones.
Lafuente Estefanía
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