En el juego del engaño que es la guerra, muchas batallas se dirimen en las retaguardias.
Es el caso de la operación "Mincemeat" que fraguó la inteligencia británica con el objeto de hacer dudar a la defensa nazi del Mediterráneo sobre el lugar concreto del desembarco aliado: Córcega, Sicilia o Grecia.
El papel estelar lo desempeñó un muerto, "El hombre que nunca existió", que apareció "ahogado" en la playa onubense de Punta Umbría con información secreta que debía sembrar las dudas entre los alemanes sobre el lugar del desembarco.
Historia real desarrollada con un buen guion, la cuidadosa ambientación del cine inglés y esos toques sino cómicos si al menos relajantes de la tensión del drama que se desarrolla en la pantalla.
Interpretaciones impecables y eso que el fraseado se hunde en el doblaje "americano" de la copia que hemos visto.
La realización algo floja, bastante fría. Tanta sobriedad raya un poco en la simpleza. En ningún momento hay verdadera intriga ni emoción. No entusiasma, demasiado British.
Excelente tratamiento del drama que se representa en escenas como la conversación del Mayor con el padre del difunto, el cuidadoso amortajado con el uniforme o el pesar de la joven que ha perdido a su novio en el combate.
No es en absoluto de recibo la confianza del Alto mando inglés en la ignorancia de nuestros médicos forenses, "No creo que haya nadie en España que al examinar el cadáver pueda averiguar la causa de su muerte". ¡Miau!
Una buena película que recomendamos a condición de buscar una copia bien doblada.