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Fantástico. Aventuras. Acción
"El Hobbit: La Desolación de Smaug" continua la aventura de Bilbo Bolsón en su viaje con el mago Gandalf y trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble en una búsqueda épica para reclamar el reino enano de Erebor. En su camino toparán con multitud de peligros y harán frente al temible dragón Smaug. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy un gran fan de la obra de Tolkien, aunque disfruté mucho tanto de los libros como de las películas de El señor de los anillos. También de la primera de El Hobbit, aunque en este caso no haya leído el libro. Y de haberlo hecho estoy seguro de que estaría aun más cabreado con este bodrio que nos intenta colar Peter Jackson.
Sin duda el primer problema, con el que ya contaba antes de ver la película, es su duración. Un libro de 324 páginas no daba para tres films de casi 3 horas cada uno, problema que Jackson intenta paliar con tramas de relleno, como la de Légolas y Tauriel. La película marchaba bien hasta que aparecieron, incluyendo la maravillosa escena del bosque negro. La parte de los elfos baja algo el nivel y la persecución de los rápidos me parece bochornosa, pero lo peor es sin duda el tiempo que pasan en la ciudad del lago, totalmente soporífero. La cosa mejora con la aparición de Smaug, que es técnicamente impresionante. Esto es lo mejor de la película, su apartado técnico. Las criaturas y los paisajes son maravillosos, y las escenas de acción cumplen, aunque son todavía mas exageradas que en la anterior trilogía.
La banda sonora sigue siendo épica y emocionante, pero está bastante desaprovechada.
En definitiva, película entretenida pero totalmente indigna de la obra de Tolkien y de las anteriores adaptaciones al cine. Por momentos sentí vergüenza ajena y el final lo pasé deseando que acabase cuanto antes, aunque cuando ocurrió no pude sentir mayor sensación de estafa.
Gracias Jackson, gran trabajo.
Sin duda el primer problema, con el que ya contaba antes de ver la película, es su duración. Un libro de 324 páginas no daba para tres films de casi 3 horas cada uno, problema que Jackson intenta paliar con tramas de relleno, como la de Légolas y Tauriel. La película marchaba bien hasta que aparecieron, incluyendo la maravillosa escena del bosque negro. La parte de los elfos baja algo el nivel y la persecución de los rápidos me parece bochornosa, pero lo peor es sin duda el tiempo que pasan en la ciudad del lago, totalmente soporífero. La cosa mejora con la aparición de Smaug, que es técnicamente impresionante. Esto es lo mejor de la película, su apartado técnico. Las criaturas y los paisajes son maravillosos, y las escenas de acción cumplen, aunque son todavía mas exageradas que en la anterior trilogía.
La banda sonora sigue siendo épica y emocionante, pero está bastante desaprovechada.
En definitiva, película entretenida pero totalmente indigna de la obra de Tolkien y de las anteriores adaptaciones al cine. Por momentos sentí vergüenza ajena y el final lo pasé deseando que acabase cuanto antes, aunque cuando ocurrió no pude sentir mayor sensación de estafa.
Gracias Jackson, gran trabajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
-¿Por qué los elfos cambian de idioma según les apetezca? Parece que de repente se ponen a hablar élfico por hacerse los guays, porque entre ellos hablan el idioma común perfectamente.
-Los protagonistas parecen tener un aura que los hace invencibles, porque el balance de muertes por bando no es normal. Légolas mata orcos con toda la tranquilidad del mundo.
-Tanto lío para entrar en la ciudad cuando lo mejor era haberse presentado desde el principio ofreciendo oro. Y luego los orcos, todavía más llamativos que los enanos con sus huargos, se infiltran por los tejados como ninjas.
-El gobernador y su sirviente no pegan ni con cola. Totalmente intrascendente y sin sentido su conversación en la que hablan de posibles elecciones. Además el sirviente es un copia y pega mal hecho de Grima.
-Hacen un viaje larguísimo y lleno de peligros en el que casi mueren varias veces y a la primera que no encuentran la puerta se rinden y se van. Y el único que sigue intentándolo es Bilbo, al que ni le va ni le viene el asunto.
-No se si es más tonto Gandalf entrando en una trampa cuando sabe que lo es, o Sauron y sus orcos al dejarlo con vida.
-Smaug se presenta como un ser muy inteligente y poderoso, casi invencible y que además tiene un olfato infalible con los enanos. Pues en unos minutos su olfato desaparece del todo, se vuelve tan estúpido que cae en la horrible trampa ideada por los enanos, y es incapaz de acabar con ninguno de ellos, ni siquiera Bilbo.
-El final…que decir del final. El peor cliffhanger que he visto nunca. Totalmente patético.
-Los protagonistas parecen tener un aura que los hace invencibles, porque el balance de muertes por bando no es normal. Légolas mata orcos con toda la tranquilidad del mundo.
-Tanto lío para entrar en la ciudad cuando lo mejor era haberse presentado desde el principio ofreciendo oro. Y luego los orcos, todavía más llamativos que los enanos con sus huargos, se infiltran por los tejados como ninjas.
-El gobernador y su sirviente no pegan ni con cola. Totalmente intrascendente y sin sentido su conversación en la que hablan de posibles elecciones. Además el sirviente es un copia y pega mal hecho de Grima.
-Hacen un viaje larguísimo y lleno de peligros en el que casi mueren varias veces y a la primera que no encuentran la puerta se rinden y se van. Y el único que sigue intentándolo es Bilbo, al que ni le va ni le viene el asunto.
-No se si es más tonto Gandalf entrando en una trampa cuando sabe que lo es, o Sauron y sus orcos al dejarlo con vida.
-Smaug se presenta como un ser muy inteligente y poderoso, casi invencible y que además tiene un olfato infalible con los enanos. Pues en unos minutos su olfato desaparece del todo, se vuelve tan estúpido que cae en la horrible trampa ideada por los enanos, y es incapaz de acabar con ninguno de ellos, ni siquiera Bilbo.
-El final…que decir del final. El peor cliffhanger que he visto nunca. Totalmente patético.