Lo mejor que se puede decir de este film es que es del todo impredecible.Todo lo que ocurre está tamizado con comedia, a menudo incluso absurda, pero también tiene mucho de thriller y hasta coquetea a veces con el terror. La pega principal viene precisamente de que todo lo que debería hacer reír no lo consigue, o que haya situaciones que hubieran funcionado mejor si se desvincularan del componente cómico.
No obstante, es un producto bien rodado y entretenido, dejando todo el peso en el saber hacer cómico de Simon Pegg. Tiene momentos inspirados como las peripecias con los programas de lavado o el inserto animado con el cuento del erizo, pero tiene demasiado de ese humor británico que tan mal encaja fuera de sus fronteras.
Una de esas películas en las que si no se entra desde el minuto uno, mejor que dejarla pasar.