Historias de superación abundan en la cotidianidad. Observamos personas que enfrentan obstáculos increíbles en sus vidas y, a pesar de todo pronóstico, logran salir adelante y alcanzar sus deseos. Esta película es una de esas historias, basada en la autobiografía de Christy Brown, un parapléjico irlandés cuya única movilidad corporal se encuentra en su pie izquierdo, que usa para despertar una habilidad bastante interesante como pintor y como escritor. Como dato extra, encontramos que el contexto social del señor Brown es bastante complejo. Familia numerosa, poco dinero en casa y un padre incomprensivo.

La película es bonita de ver y lo deja a uno con una sonrisa en el rostro justo después de terminar. Para aquellas personas sensibles se les recomienda un buen rollo de papel higiénico para limpiar lágrimas y flujos nasales que seguramente surgirán. Sin embargo, y a riesgo de parecer un descorazonado, personalmente siento que el éxito de estas personas se encuentra en la “obligada” sensación de generosidad y apoyo que nace en el corazón de los seres humanos y nos responsabiliza a apoyar a desvalido. Obviamente es una postura personal y no tiene nada que ver con la cinta. Volviendo a ella, es importante resaltar el trabajo de los actores que interpretaron a Brown en su infancia y en su adultez, realmente es una personificación impresionante, toda una clase de actuación. Con razón le dieron el oscar a Day-Lewis como mejor actor por su participación en esta película.