“Cómo acabar con tu jefe” es una de mis comedia preferidas. Si me piden un top-3 de comedias, seguramente el film de Seth Gordon forme parte de dicha terna. Que duda cabe que no es la película más inteligente (en apariencia) ni posee un seductor doble fondo de armario (también en apariencia) que la aúpe, lo más probable es que ni siquiera resulte lo que se dice un portentoso ejercicio cinematográfico. Es simple y llanamente una comedia de estudio, pero una muy efectiva que se ha convertido en mi kryptonita particular. No se a día de hoy cuantas veces la habré visto, pero en ninguno de esos sucesivos revisionados se me cae. Literalmente me sigo partiendo con ella como la primera vez, y eso a pesar de saberme de memoria sus lineas de guion y sus gags, cosa que si aúpa el producto. Así que aquí y ahora declaro mi amor incondicional y ciego hacia “Como acabar con tu jefe”.
Que duda cabe que “Cómo acabar con tu jefe” llegó a rebufo del éxito de “Resacón en Las Vegas” (Todd Phillips, 2009). Un trío de adultos sacando su lado oscuro y desfasando para romper con su monótono e insatisfactorio sueño americano. En este film de Seth Gordon el principal obstáculo de nuestro wolf pack son tres jefes que han convertido ese sueño americano en pesadilla. Y de cabeza a su asesinato que se lanzan, entregando una efectivísima, gamberra y placentera comedia negra de gags absolutamente geniales.
El trío compuesto por Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis funciona de maravillas, rozando el carisma del formado por Bradley Cooper, Ed Helms y Zack Galifianakis. Pero la gran baza oculta de “Cómo acabar con tu jefe” son sus respectivos jefes, los cuales se convierten en otro wolf pack no menos descacharrante. Siempre me dolerá que no se exprimiese más al farlopero Colin Farrell, pero bueno.
En definitiva, amo “Cómo acabar con tu jefe”. Comedia top-siglo XXI.