Muchas cosas me vienen a la cabeza después de ver "Hércules, el origen de la leyenda", y lo malo es que ninguna de ellas tiene que ver con la película.
Mi primera pregunta creo que es clara y concisa: ¿por qué? Los que somos tíos supongo que nunca habremos vivido esta situación, pero las tías sabrán por donde voy. Sabéis cuándo os compráis el vestido más bonito y que mejor os queda para ir a una fiesta, y cuando llegáis os chocáis de bruces con la cruda realidad. Hay una tía que lleva tu mismo vestido, y para colmo: es más guapa, esta más buena y lo luce mejor. Pues eso me ha ocurrido con el film de Renny Harlin. Teniendo en cuenta que vivimos en una era en la que todo se sabe con demasiada antelación, ¿a quién se le ocurrió hacer "Hércules, el origen de la leyenda"?, y más teniendo en cuenta que a la vuelta de la esquina asomaban: Dwayne Johnson, Irina Shayk, Brett Ratner y compañía. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso os lo habéis buscado vosotros solitos.
"Hércules, el origen de la leyenda" intenta desligarse de la fantasía, y acercarse más a la epopeya trascendental. Craso error número uno. Dentro de la epopeya trascendental, ¿tienen cabida las luchas a lo "Matrix"? ¡No! Craso error número dos. ¿Tiene Kellan Lutz suficiente carisma para interpretar al héroe griego? o ¿es capaz algún miembro del casting de despertar el más mínimo interés en el público? ¡No! Craso error número tres. En el film no hay el más mínimo atisbo de originalidad, todo es predecible. Craso error número cuatro.
Definitivamente "Hércules, el origen de la leyenda" es una película que solo sirve como levísimo entretenimiento para horas muertas. Intentar sacar más conclusiones de ella seria fatal.